Escritor puneño habla del microcuento, de su libro “Bosque de luciérnagas” y del premio que con él obtuvo.
“Bosque de luciérnagas” es el libro de microcuentos con el que Bedoya obtuvo este año el Horacio. Se trata de su tercer texto de prosa minificcional, pues, a parte de “Aunque parezca mentira”, tiene otro en prensa titulado “Electra machina”.
Horacio es un premio nacional instituido por la Derrama Magisterial en homenaje al líder sindical y poeta Horacio Zevallos Gámez, y dirigido a maestros del sector público. El concurso se convoca anualmente en las categorías de poesía, cuento, novela corta, ensayo pedagógico, pintura, etc.
Darwin Bedoya no es el primer escritor puneño en ganar un Horacio, antes que él lo hicieron los poetas Walter Paz y Luis Pacho. Asimismo este año los profesores Agustín Quispe Paco y Manuel Herencia Villasante, ambos de Puno, ocuparon el primer y segundo lugar respectivamente, en la modalidad de poesía.
I. El cuento y la vida
Eres (re)conocido sobre todo como poeta, ¿de qué época data tu afición por escribir narrativa?
Casi todos los escritores andinos rememoran con nostalgia las mil y una historias que, cuando niños, les contaban sus madres o abuelas. ¿Ocurre lo mismo contigo?
Bueno, sí. Recuerdo que mi abuela nos reunía en la cocina de la Casa grande, así le llamábamos a su habitación, no me olvido que tenía una serie de cosas antiguas colgando de las paredes, algunas herraduras con parte de las patas de los caballos, algunas cabezas disecadas de venados, zorrinos, hurones. Algunas canastas con hierbas secas, algunos adornos tallados en madera. Algunos trozos de cadenas, algunos metros de sogas, baúles de cedro, algunos tejidos de vicuña, algunos ceramios, muchas estacas de todo tamaño esparcidas y colgadas en todo lugar, huesos de animales que hasta hoy me pregunto de qué habrán sido, etc. Todo como una escena de película; era bajo ese escenario que nos contaba historias sobre condenados, sobre sirenas, sobre cucos, sobre duendes, sobre bultos, sobre brujas, sobre encantamientos, sobre desapariciones; todo bajo la leve luz de un candil que daba la señal para acostarse porque la función había terminado.
Tu abuela parece un personaje de “Aunque parezca mentira”…
En realidad ella era la verdadera cuentista, quizá por ello también sea personaje de varios cuentos míos; inclusive, en algunos de ellos se puede percibir su voz, en esta cadena de sucesiones. Quiero apuntar también que la mayoría de personajes y escenarios pertenecen a Moquegua, que es el lugar donde me crié y pasé los primeros años de mi vida, mis primeros aprendizajes de cómo se narra un cuento. Ahora, el caso de los relatos que solía contarme mi madre es más intenso todavía, pero esa es otra historia.
II. El microcuento (o el abecedario de la hormiga)
En el 2007 publicaste tu primer libro de microcuentos, asimismo hiciste una antología universal de este, llamémosle así, subgénero, ¿qué es el microcuento y qué lo diferencia, a parte de la extensión (obvio), del cuento o la novela?
De acuerdo, ¿qué puedes decirnos entonces de este nuevo género?
Bueno, el microcuento es un texto pragmático, sus rasgos más elementales, los críticos lo han dicho: su carácter fragmentario, la transtextualidad, su rasgo híbrido y proteico, su sensibilidad neobarroca, su semblante sensual, su dimensión paródica, su detenimiento en la parábola, su lenguaje poético, sus alegorías fabulescas, su arranque de un final violento, etc. Creo que podríamos enumerar un sinfín de argumentos que lo distinguen de un cuento o una novela. Pero, especialmente quiero incidir en un aspecto que al menos yo considero: los microcuentos me permiten realizar actos lúdicos, me permiten construir metalepsis, lipogramas y tautogramas, además de ambigüedades semánticas que me permiten hacer trabajar al lector para que él mismo contribuya en la construcción del final de la historia, si la hay.
Quiero referirme brevemente a El lavapiés de la hormiga la antología que me dices, pasados creo 3 años desde que salió publicada. Ahora la van a reeditar por estos días en una revista electrónica de México, será un especial que saldrá en separata aparte como suplemento de una revista de literatura sobre microcuentos. Ya habrá tiempo para releerla.
¿Qué afinidades encuentras entre el microcuento y la poesía?
Sin duda, el rasgo más común entre ambos géneros es la orfebrería que hay con el uso de las palabras. Obviamente que aquí también debo recalcar el lenguaje poético que hace del microcuento un motivo muy literario. Ahora que reflexiono sobre esto, me doy cuenta que ese es un requisito muy necesario a la hora de escribir un cuento, claro, al menos para mí.
¿Quiénes son para ti los maestros universales del microcuento? ¿Figura por ventura algún peruano (o puneño) entre ellos?
III. Una excursión (nocturna) al bosque de las luciérnagas
“Bosque de luciérnagas” se llama el libro de microcuentos con el que te impusiste en el Horacio 2011. La luciérnaga es un símbolo recurrente en la poesía puneña de fin de siglo, ¿qué significa para ti?
Bueno, la luciérnaga, es verdad, ha sido motivo de detenimiento en varios poetas puneños, recuerdo a Gabriel Apaza y su duda de la luciérnaga, también me viene a la memoria otros poetas que la han mencionado en sus versos: Luis Pacho, Edwin Ticona, entre otros; en mi caso, la luciérnaga simboliza dos cosas: la luminosidad y el lado femenino, creo que con estos dos referentes armo la idea de la significación poética que asume en mis textos la luciérnaga. Recuerdo haber leído alguna vez un hayku (otro de mis platos favoritos) que decía: como la luciérnaga: buscamos una verdad que en nuestra ceguera se hace esperanza.
¿Cuál es el eje temático que da unidad a los microcuentos reunidos en “Bosque de luciérnagas”?
¿Cómo sitúas “Bosque de luciérnagas” con relación a “Electra machina” y “Aunque parezca mentira”, tus otros dos libros de prosa minificcional?
IV. Premio / sorpresa
Algunos escritores se niegan a participar en concursos; otros lo hacen con una motivación “estrictamente económica”, ¿qué opinas de los galardones literarios?
¿Y cuál sería tu segunda razón?
Creo que los concursos también te permiten ver cómo vas con respecto a los demás. En qué lugar de la marcha te ubicas. Claro que en la mayoría de veces no le ganas a nadie que quisieras ganarle. Finalmente, como habrás podido ver en mis cuatro libros anteriores (y aquí no quiero pecar de nada), todos tienen unas líneas que mencionan que obtuvo un reconocimiento en tal o cual certamen, supongo que eso ya se ha convertido en una costumbre para mí. Creo que en eso radica mi motivación.
Para terminar, ¿por qué no concursaste en la modalidad de poesía si ahí tenías iguales o mayores posibilidades de ganar?
En verdad no tenía material listo en poesía para participar en ese género. Sabes que uno no escribe para tal o cual concurso. Bosque de luciérnagas lo empecé hace 4 años y aún siento que no lo he terminado. He revisado, he releído y los 27 personajes que aún están en boceto conformarían el libro original de 80 microcuentos. Pero bueno, ojalá haya tiempo para trabajarlos más.
En el género de poesía, les tengo una sorpresa para el mes que viene. Será de infarto.
¿Puedes adelantarnos algo?
Se trata de un ajuste de cuentas con el verso: re-verso diría yo, es un libro que lo he venido escribiendo paralelamente con Bosque de luciérnagas, creo que vendría a ser su medio hermano, pero aquí voy por otra apuesta gruesa. Se llama: Manuscrito hallado entre unos huesos insepultos mientras los pájaros cantaban entre los sauces y la lluvia mojaba intensamente.
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La entrevista fue tomada del blog: http://yudiocruz.blogspot.com. Del crítico y estudioso de la literatura puneña Yudio Cruz. En las fotografías el poeta Darwin Bedoya junto a otros galardonados del Premio "Horacio 2011", todos ellos represetando a Puno.