Efraín Miranda (Condoraque, San Antonio de Putina - Puno, 1925 - Arequipa, 2015) |
Hubiese querido empezar a hablar de la lectura y literatura puneña siquiera con unos 50 libros contemporáneos en la mesa. Hubiese querido detenerme un par de horas en aquel primer libro que Efraín Miranda publicara allá por 1954 y compartir con ustedes verso a verso.
El libro y la lectura mantienen hoy en día una posición de privilegio como fundamento de la cultura, la convivencia, el progreso y el desarrollo. Los libros y la lectura son piedra angular de la prosperidad, factores sin los cuales no hay civilización democrática moderna que valga. Requerimos en la actualidad, efectivamente, una Patria con Lectores. Y es que sin libros ni lectura, no puede trazarse destino ni porvenir en una sociedad. La democracia, igual, sin esos elementos civilizatorios está en riesgo de quedarse atrapada en los espacios de los anacronismos políticos. Nuestro país está por los suelos en éste ámbito, lo que nos habla por lo tanto del fracaso estrepitoso del sistema público de educación. En ese sentido, creo que no podemos formar parte de ese desmoronamiento, desde provincias como San Antonio de Putina, donde nace el poeta Miranda en el año 1925, desde departamentos como Puno debemos trabajar en ese punto de desarrollo cultural, y qué mejor si en nuestra Región tenemos cumbres intelectuales como el maestro y poeta Efraín Miranda Luján. Creo que a partir de este enorme hito se debería emprender el estudio, el conocimiento de nuestra identidad, de nuestra literatura. Y creo que las actividades literarias, o las publicaciones de libros en primera instancia, tienen esa finalidad: escarbar un poco en la memoria, poner al alcance no solo nombres de escritores, sino también libros, conocimientos. Saber en qué va nuestra formación literaria, saber cuán sensibles somos. La publicación de textos es el ideal de muchas organizaciones, pues soportan una comprensión y divulgación de las manifestaciones literarias y culturales de un espacio, pues son una primera tentativa que generan distintas posiciones para iniciar un dialogo cultural. Ni la crítica ni la cultura son exclusividad de alguna institución o medio –canales de televisión, radios, editoriales, fundaciones, organismos gubernamentales, etc.-, ambas existen porque existe un cúmulo social que desea intentar una comprensión de sí mismo, una cantidad de personas que organizan una mirada sobre lo que sucede en su entorno y lo que se dice acerca de estos sucesos. Estas miradas tienen una repercusión muy importante en los procesos culturales, y con mayor razón cuando se trata de lectura y literatura. Entendemos que el escenario cultural no es un barrio céntrico de notable arquitectura por donde pasean turistas y espíritus educados para una correcta apreciación estética, ni tampoco una carretera por donde transitan vehículos cargados de distintas mercancías a velocidades variables hasta los domicilios de sus consumidores. Entre una y otra barbarie, a medio camino entre estas dos escenas, sucede la imagen inestable de nuestro presente. Ordenar algunas notas que lo demarquen o sirvan para hablar de él constituye un aporte crítico que evita su disolución. El propósito de la presente publicación tiene varios asuntos implicados, en realidad, si mal no entiendo, debe ser evitar la disolución de un espacio común, atendiendo principalmente al ámbito literario en consonancia con el resto de las dinámicas culturales de nuestro departamento.
Entonces, el primer objetivo es la divulgación de lo literario y su inclusión en esa esfera indeterminada y en movimiento que se llama cultura pura. Creo que los cuatro libros publicados por nuestro mayor autor de la literatura puneña y peruana son primordiales para un estudio. Creemos que existe una grave desconexión entre la creación literaria actual y el público, la cual no solo se debe a la falta de medios de divulgación, sino a fórmulas inadecuadas para iniciar una conversación: los lenguajes académicos que cierran el asunto con un comentario acerca de las metodologías más apropiadas para enfrentar el tema. Creo este evento tiene la finalidad de cubrir esa desconexión, suplir ese vacío en que nada se dice o se dice algo, pero desde un encierro inexpugnable, cual envase de cuatro paredes. La literatura es un telar en movimiento, un conjunto de voces que muchas veces no precisa una figura o leader o disposición estable. Si bien los nuevos escritores del mundo son hijos del MP3 - 4 - 5, también son lectores naturales de E-book, portadores de la Tablet o el BlackBerry y usuarios compulsivos de Internet, del Facebook, del Twitter y otras antiguallas, como el e-mail y el Messenger, y tal vez como muchos, también suscriben la religión del Google. Pero eso no le quita trascendencia a las obras, sobre todo a las que parten desde sus orígenes o las que quieren mostrar al mundo desde dónde provienen, tal como lo hizo Martí o el mismísimo García Márquez, que por cierto, hace unos meses se hizo más grande y más eterno con su Macondo y desde Macondo, es decir desde aquel pueblecito recóndito que es Aracataca, allá en Colombia. La poesía de Efraín Miranda apareció en el horizonte de la literatura peruana a principios de los años cincuenta, 1954 para ser exactos, como una especie de saludable acontecimiento que; sin embargo, casi nadie escuchó ni produjo, en consecuencia, la menor inquietud.
Los lectores, en su gran mayoría prefirieron mirar hacia otra parte, como si nada hubiera ocurrido. No era poco, empero, lo que había sucedido y lo que ese libro era y significaba. Hubo en ese triste panorama de indiferencia una notabilísima excepción: Salazar Bondy, quien escribió un hermoso comentario sobre Muerte Cercana, libro que un nuevo poeta peruano alzaba su voz en medio de autores ya consagrados hasta ese entonces en la década del 50 en la literatura peruana. Este texto fue incluido más tarde en el volumen inicial mirandiano: Muerte cercana. Esas palabras de Salazar Bondy siguen siendo de lectura obligada para los escasos comentaristas o críticos de la poesía de Miranda. Creo los momentos cumbres de nuestro autor se dan en Muerte cercana y Choza; sin embargo, toda esa obra compuesta por cuatro libros alcanzará un punto culminante con la edición de su Poesía reunida publicada por el sello editorial puneño Hijos de la lluvia. La aparición de la Poesía reunida de Miranda es una ocasión inmejorable para ponderar las cualidades de esta escritura poética, quizá la más singular de por lo menos los últimos cincuenta años en el ámbito de la poesía peruana. En estas páginas veremos que el escritor experimenta su soledad al convertirse en letra y sangre de sus propias páginas. Sabremos de cómo esa lengua india fluye en cada verso. Leyendo esta obra completa sabremos de esa entrada al laberinto de la escritura como una entraña y a la vez conocida herida, único vehículo para hacer visible lo invisible, figura o representación, paso a ciegas por lo abismal. Porque escribir es ponerle un nombre a la muerte. Porque la poesía es una interrogación y la infinidad de respuestas no dejan de ser preguntas. En la escritura la interpelación es el mecanismo creativo por excelencia, surge de la duda y la contradicción, y acaba siendo oxímoron o encrucijada de las palabras. La pregunta es oscura y creadora, y la respuesta es una precipitada lucidez que fulmina. La pregunta errante cede ante la hospitalidad de la palabra. ¿Muerte cercana? La escritura recorre como un nómada el desierto, en el cual ve su alumbramiento (o nacimiento). Los libros de Efraín Miranda dejan abierta su morada al lector, en un acto de ilimitada hospitalidad, para que habite el libro total, para que lo deletree vocablo a vocablo. No nos queda a nosotros, lectores, nada más que cerrarlo, ovalarlo hasta formar el bucle incesante que nació con la pregunta. Y volver de nuevo a borrar el libro. A escribir el libro frente a un Padre Sol incesante.
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P.D. Parte de la presentación del libro inédito EFRAÍN MIRANDA Poesía reunida, Grupo Editorial "Hijos de la lluvia".
Las fotografías corresponden a las visitas que se le hicieron al poeta, en su casa de Yanahuara- Arequipa.
Se aprecia en compañía del poeta a: el narrador Javier Núñez, el poeta Carlos Mendoza, el Dr. Omar Aramayo,
el narrador Walter L. Bedregal Paz y el poeta Lolo Palza.
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Aquí junto al poeta Efraín Miranda, el poeta Luis Pacho, el artista David Colquehuanca, el poeta Darwin Bedoya
y el narrador Walter L. Bedregal Paz.
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Portada del libro (inédito) sobre su obra poética reunida.
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