lunes, 30 de mayo de 2011

NO APTO PARA MENORES Sobre 25 centímetros de David Refoyo


David Refoyo nació en Zamora en 1983. Estudió Publicidad y RRPP en Salamanca. Sus textos han aparecido en las antologías Bar Sobia (La Bella Varsovia, 2005) y en Palabras para Cervantes (CELYA, 2005). Ha colaborado en diversos cortometrajes, exposiciones y publicaciones. Mantiene el blog Una ciudad llamada Perdición. 25 centímetros es su primera novela, en la que se adentra en el mundo de la prostitución y la pornografíacomo difícil tabla de salvación a la que se agarran los protagonistas de esta historia.

David Refoyo

PRESENTACIÓN DE 25 CENTÍMETROS
POR MANUEL VILAS

Esta novela de David Refoyo es puro sexo. Es sexo y política. Sexo y destrucción. Sexo y complejidad social. Sexo e Internet. Sexo y alienación. Sexo y terror. El escritor se cuela en los intestinos de la industria del porno. El porno aquí es un símbolo del deterioro de la civilización occidental. Casi todo el libro demuestra que nuestro tiempo ha convertido a la pornografía en el último animal tecnológico. Se folla mucho en esta novela. Actores porno, prostitutas, emigrantes, mujeres desesperadas, gigolós, convierten esta primera novela de David Refoyo en una orgía tipo «Walk On The Wild Side» de Lou Reed. Es una novela coral, pensamientos de mucha gente que cuelgandel aire postindustrial. David Refoyo ha escrito una novela original y distinta, también valiente, y tal vez todo ello signifique que estamos circulando ya por las nuevas avenidas de la literatura española del siglo XXI, lugares del futuro, porque esta novela revela que España es ya un país globalizado. 25 centímetros es una narración de terror. Me gusta este libro. Me he leído este libro con pasión, y he pasado miedo, miedo auténtico. Me gusta pensar que España tiene ahora escritores diferentes, nuevos escritores.

NO APTO PARA MENORES
Sobre 25 centímetros de David Refoyo

Reseña y entrevista por Antonio J. Rodríguez y Luna Miguel

El tema de 25 centímetros podría ser la tiranía de la imagen pública, las apariencias y la ansiedad por el reconocimiento. Pero no en una España metropolitana, globalizada y europea, sino en una España premoderna, del siglo xxi: la «Deep Spain» de Ramoncín, la SGAE, las colas del INEM, los burdeles de carretera y la soledad abisal (una soledad, a pesar de lugar común, mucho más dolorosa que en la gran ciudad). El país del «éxito, el glamour, los coches caros y fiestas con famosos que te traten de tú a tú, las limusinas aparcadas en doble fila, los guardaespaldas que defienden tu nuevo estatus social». En ese sentido, otro de los temas de esta novela podría ser la españolidad, un asunto que ya creíamos sepultado, y más todavía si de quien hablamos es de un autor nacido en 1983. Refoyo, como su antecedente más cercano Manuel Vilas (sobre todo aquel Vilas de Zeta y Magia), es un anarquista. Un dinamitero de los mitos literarios modernos. Él habla de un país cuyo centro son las provincias, en donde aún suenan ecos de «Ozores y Esteso, Los Bingueros, Benidorm y Marisol enseñando las tetas en la portada de Interviú», y música de Rosendo, Siniestro Total y Fito&Fitipaldis: un paisaje pedestre que no deja de ser actual, aunque para la literatura permanezca olvidado precisamente por su carácter hostil. El tema de 25 centímetrostambién podría ser el síndrome de Peter Pan. Los personajes de Refoyo sufren porque se acaba el paraíso universitario, y el padre —siempre la figura del padre revoloteando— empieza a demandar los intereses del préstamo. También lo hacen por el miedo y el amor a lo desconocido. Porque, supuestamente, vivimos en una época de relaciones líquidas, aunque la última institución sagrada sea la de la pareja. Obviamente, los personajes de 25 centímetros sufren porque no son amados. Refoyo revive la literatura social, transita entre la importancia de lo digital, las nuevas formas de hacer literatura y el presente ominoso pero insoslayable de un país anacrónico, y habla del No Future For Us, y, en cierta medida, también de porno.


Cuestionario

-Tienes que ser mayor de edad para responder a este cuestionario. ¿Aceptas, chéri?

- Acepto, presento el permiso paterno para contestar.
-¿Con quién te quedas a)Belladona b)Sasha Grey c)Jeena Haze? ¿Por qué?

- b) Sasha Grey. Elegiría a Jenna Jamesson, pero no aparece en la lista. Sasha, en cualquier caso, reúne los valores clásicos del cine X. El verdadero. El de la industria antes de que Internet acabara con todo.
-El mundo se debate entre los que ven Megaporn y los que consumen Pornhub, entre otros. ¿Cuáles son tus páginas de referencia? ¿Qué las hace diferentes? ¿No estás cansado de encontrar los mismos vídeos busques donde busques?

- La mayoría de los vídeos, en el fondo, son idénticos a los anteriores. Llaman a la puerta, abre una chica, se dan dos morreos y al lío. No hay variedad ni innovación y, lo que es peor, quienes han propuesto cosas diferentes, se han encontrado el fracaso de frente. Tal vez el problema sea, también, de los espectadores/ consumidores. Y de la falta de ideas. Afortunadamente, hay excepciones.

-Entonces, ¿a qué hace referencia el título? ¿A Nacho Vidal? En su caso los datos son confusos, en Internet se habla de sus 23 centímetros, luego de sus 24 centímetros... Ilústranos tú. Descúbrenos la maravilla.
- 25 centímetros es, además de una medida, una referencia a la edad. Creo que los 25 es la edad tope en la que se nos exige empezar a ser productivos y eso puede producir cierto desencanto. O eso creo. Me gustaría decir que el título es autobiográfico y, parafraseando a Manuel Vilas en la contraportada de la novela, admitir que sí, que “se folla mucho en (con) esta novela”.
-¿Cómo calificarías tu libro? a) Hardcore b)Bondage c)Toys d)Interacial e)Big Dicks f)Creampie g)Soft erotic ... ¿ninguna de las anteriores? ¿Todas? ¿Alguna que no esté?
- Me temo que tiene un poco de cada cosa. Yo me decantaría por el hentai, un dibujo sofisticado de algo que lleva ahí siempre, en el interior de todos nosotros. Un simple juego con las perversiones de algunas personas. Las dos Españas: los que reconocen sus pecados y los que pecan sin reconocerlo. Un poco de crítica a los valores tradicionales. Definitivamente, hentai, sí.
-¿Y cuál de esas clasificaciones es la que más clickeas?

- Los periódicos digitales, la mitad de las veces, son más pornográficos que cualquiera de los contenidos de esas categorías. Somos una generación consumista, devoramos todo tipo de información, algunas veces sin el menor criterio estético. Eso nos convierte en seres informados, pero también vulnerables. -¿Sabes tú la diferencia entre las categorías de Group y Orgy? ¿Podrías definirlas? ¡Qué sutiles clasificaciones!

- Nunca he entendido esa diferencia. Supongo que los grandes expertos en pornografía (algunos de temprana adolescencia) establecerían conceptos y significados distintos para Group y Orgy. A mí me resulta imposible aunque creo que, en el libro, cuento una historia que cuadraría bien en Group. Orgía es un concepto más antiguo, desgastado. Grupo es más familiar, cercano, amistoso. Es más revolucionario si se me permite hablar de revolución en un asunto tan machista y endogámico como el porno (masivo). -Ahora que están de moda los vídeos promocionales de libros (véase Jordi Carrión o Luis Magrinyà, cada uno en su estilo...) cómo sería el guión pornográfico para la promoción de 25 centímetros? ¿Algo casero? ¿Un filme de Erika Lust? ¿Una fantasía de Mandy Morbid? ¿Dónde, cuándo, cómo, por qué?

- Una cámara oculta en el despacho de algún concejal de urbanismo en un pueblecito del Mediterráneo sería el mejor vídeo promocional posible. Lleno de pornografía y de ética dinamitada. Sería un viral magnífico que correría por mail, twitter, facebook y saldría en Antena 3 en el programa de Matías Prats, ese informativo. Si pudiera elegir, sí, preferiría a Erika Lust, me parece que tiene una visión más serena de la sexualidad y acercaría “25 centímetros” al público femenino, olvidado por la industria. Los tiempos están cambiando, of course.

25 centímetros
David Refoyo
144 páginas
14 euros
Colección los 5 elementos, 61

martes, 24 de mayo de 2011

Desde el otro Sur. Este viernes 27, en la ciudad de Tacna


El café Zeit y la editorial Cuadernos del Sur invitan a los amantes de la literatura a las Noches de Bohemia, donde se ha programado PUNO: DESDE EL OTRO SUR, narrativa y poesía. Llegan a nuestra ciudad las nuevas voces de la literatura pune...ña: Luis Pacho, Darwin Bedoya, Carlos Mendoza, Javier Núñez y el editor y escritor Walter Bedregal. Con ellos dialogaremos sobre sus últimos libros publicados recientemente por el importante Grupo Editorial "Hijos de la Lluvia" (Juliaca).

La cita es este viernes 27 del presente en el Café Zeit, calle Deustua # 150 (al frente de la Reniec Tacna), a las 7.30pm. EL INGRESO ES LIBRE

Esperamos a todos los amigos.

Claus Ranke, Willy Gonzalez y Walter Bedregal

sábado, 21 de mayo de 2011

Este viernes 27, en la ciudad de Tacna. Desde el otro Sur.

El Grupo Editorial "Hijos de la lluvia" luego de la invitación de la Editorial Cuadernos del Sur de la ciudad de Tacna, estará presentando sus últimos trabajos literarios con las nuevas voces del altiplano peruano; la cita es en el Café Zeit: calle Deustua # 150,
viernes 27 de mayo a las 7:00pm. INGRESO LIBRE
Los esperamos a todos.

Entre los libros a presentar podemos destacar:

De la Colección letras de la poesía latinoamericana:
Coordinada ydirigida por: Walter L. Bedregal Paz.

* Leve ceniza de Darwin Bedoya

Leve ceniza
darwin bedoya
Grupo Editorial "Hijos de la lluvia"
Colección: Letras de la poesía latinoamericana N° 01
64 pp. 2010



Darwin Bedoya

* Horas de sirena de Luis Pacho


Horas de sirena
Luis Pacho
Grupo Editorial "Hijos de la lluvia"
Colección: Letras de la poesía latinoamericana N° 02
60 pp. 2010



Luis Pacho



De la Serie de narrativa Presagio: coordinada ydirigida por: Walter L. Bedregal Paz.


* Asesinas de Javier Núñez

Asesinas
Javier Núñez
Narrativa Breve "Presagio" Nº 06
Grupo Editorial "Hijos de la lluvia"
64 pp. Diciembre 2010
Juliaca Perú

Javier Núñez


De la Colección de poesía contemporánea Jaula de papel:
coordinada ydirigida por: Walter L. Bedregal Paz.

* Cuerpo enamorado de Carlos Mendoza


Carlos Mendoza
Cuerpo enamorado
Colección de poesía contemporánea
Jaula de papel Nº 01
Grupo Editorial "Hijos de la lluvia"
pp.68 diciembre 2010
Juliaca Perú


Carlos Mendoza

domingo, 15 de mayo de 2011

Publicación en Honor al Cristo Blanco, Señor de Huayna Roque, de la ciudad de los vientos, Juliaca


Cristo Blanco Señor de Huayna Roque
Jorge E. Benavente Llerena
Publicación Especial
Grupo Editorial "Hijos de la lluvia"
pp. 48, mayo 2011
Juliaca - Perú

El Grupo Editorial "Hijos de la lluvia" con gran satisfacción publicó para los días de fe católica, - 03 mayo - en la cual se festejan las tradicionales "Fiestas de las cruces" en el altiplano nuestro, un libro de historia fundamental. Luego de ardua investigación el Prof. Jorge E. Benavente Llerena (hijo del otrora poeta juliaqueño Vicente Benavente Calla y de doña Angélica Llerena), nos presentó el libro Cristo Blanco Señor de Huayna Roque, que fue en su totalidad auspiciado por el nuevo mecenas de la Cultura juliaqueña, el señor Edgar Sullca Huaquisto, esposa e hijos, Alferado 2011 del Cristo Blanco Señor de Huayna Roque. En el libro podrán encontrar la verdadera historia de la construcción de la que fue la 3ra. efigie construida de nuestro redentor (luego del Cristo de Corcobado en Brasil y del Cristo Blanco de la ciudad imperial del Cusco), un libro, en la que se recrea junto a diversas fotografías su edificación hace 24 años, textos de importantísimos y destacados hombres de letras. Rescatamos a continuación el texto del poeta Vicente Benavente (proporcionado por la familia Benavente Llerena, que estuvo inédito, y que gentilmente facilitaron para esta edición especial).

El guardián de las nubes del cielo y la tierra *

No sé por qué los primeros días de mayo traen a mi memoria aquellos días ventisqueros de mi niñez, aquellos en que una vez pasadas las fiestas de Las Cruces, Juliaca entraba en un periodo de hibernación.

En aquel silencio se podía escuchar el paso de los trenes, que muchas veces nos servían de reloj, el sonar de las campanas de la parroquia Santa Catalina y de su torre hermana de La Merced , donde los bellísimos ocasos del sol radiante dejaba a las palomas y pájaros en los atardeceres revolotear junto a la brisa andina que acababa llenándolo todo, mientras se mezclaba el olor efusivo de los keñuales en el campo, donde sus ramas dan sombra para sentarse en la hierba a pensar en Dios. Entonces una a una caían las palabras como copos de nieve.

De todas las enseñanzas que la vida me ha proporcionado, la más inquietante ha sido convencerme de que la especie menos frecuente sobre la tierra es la de los hombres veraces. Yo he buscado en torno a mi andar, con mirada suplicante y de desolado, los hombres a quien importase la verdad y apenas he hallado pocos. Los busqué en todas partes, entre todos los seres humanos. Por qué los busqué, simplemente porque un alma necesita respirar almas afines, y quien ama sobre todo la verdad necesita respirar aire de almas veraces.

El hombre del altiplano poco soñador, escasamente delicado en su trato algo introvertido, íntimamente ligado a la naturaleza, pues fusiona su sentimiento, su acción y pensamiento a ella, tienen una noción práctica de su acontecer y de su cosmología, él ignora que materia y energía son intercambiables, están acostumbrados a la soledad cotidiana frente o junto a los imponentes cerros o nevados y en algunos casos sus respetados Apus. El hombre del altiplano percibe su amparado por seres sobrenaturales con quienes hasta en ocasiones puede dialogar, lo que para el extraño que lo observa pareciera un monólogo con Pacha o Dios invisible que está en todas partes y en todo tiempo; he ahí la fusión religiosa de lo andino con la occidental. Porque aquel ser casi siempre taciturno, que tiene por amigo inseparable a la hoja de coca con la que mitiga su hambre y sus penas, es resistente como él solo, pues es capaz de soportar las inclemencias temporales, torrenciales lluvias o el sofocante calor del mediodía. Algunos de esos hombres hoy elevan sus oraciones conforme a ciertas reglas religiosas, trasmitidas de generación a generación en prácticas misteriosas y ritos silenciosos.

Nuestro pueblo no siempre tuvo la relativa relevancia que hoy tiene en sus manifestaciones religiosas del mes de mayo. El centro de su devoción, como ahora, fue desde luego la hermosísima y venerada imagen de la Virgen de las Mercedes, alrededor de ella giraba la sencillez y austeridad de su fiesta en el mes de setiembre.

De aquel verso Juliaca mi madre tierra, obra gigante y extraña de fríos, vientos y lluvia… quedó por desagregar una de las características más sorprendentes y benefactoras de la ciudad de los vientos, desde una perspectiva cultural e histórica. Su geografía altipampina y cómplice a faldas del pedregoso y secular cerro Huayna Roque, semeja un espejo de la secular y benéfica costumbre del ser humano por trasuntar y peregrinar hasta encontrar el Paraíso y generar, pese a todos los tradicionales y modernos obstáculos, una nueva aventura de vida, de la mano de nuestro redentor: El Cristo Blanco. Actualmente la hermandad del Cristo Blanco, señor de Huayna Roque de Juliaca, que le rinde culto a esta hermosa imagen, radica canónicamente a la fe de sus feligreses, y como es lógico se limita a los fines y cultos de sus reglas y entre ellas, venerarlo solemnemente el 3 de mayo de cada año con su respectivo alferado, responsable de toda una devota reminiscencia.

Por ello tengo que reconocer y agradecer a los hombres cuyos espíritus fueron iluminados, entre ellos al Dr. Ricardo Maraza, al Ing. Tomas Solórzano Huacasi, al Sr Celestino Chalco, al Sr. Hipólito Quispeluza Pacheco, al Prof. Narciso Borda Ccalla, al T. .C. (EP) Rolando Andrés Tejada Mansilla; entre otros hombres de fe; para que en la madrugada de aquel 3 de mayo de 1987, el bendito nazareno con sus manos abiertas de par en par, como un padre abre las manos para abrazar a sus hijos, con su corazón enfervorizado, ya no seguirá penitencia, como nos enseñaron en las santas escrituras, desde el sermón de Pasión, hasta el calvario; sino porque desde ese día sería venerado por el resto de los días en la cumbre del cerro que lleva su nombre en una efigie denominada Cristo Blanco, señor de Huayna Roque; tengo que coincidir con la elegía que leí de mi hermano, el poeta consagrado José Parada Manrique, cuando hay que destacar que la imagen del santísimo Cristo Blanco… es una maravillosa plasmación de arte escultórico, un logro total en cuanto a perfección del rostro se refiere resaltando en él los bellísimos ojos increíblemente expresivos… no queda duda que es de una relevante calidad escultórica, hecha por manos de artistas iluminados, hombres de espíritu humano.

Por ello siento que Juliaca junto a su Cristo Blanco, forman parte ya de mi propia biografía de poeta, lo que implica un compromiso con el señor, con sus adeptos, y con todo tipo de poblador, y me reúne con esta confesión de reconocimiento a sus costumbres y tradiciones. Y con una declaración a la vida religiosa que se dibuja y extiende desde aquí, desde el cerro Huayna Roque al horizonte, con la fe de la generosidad y de ganas del mejor de los futuros. Hablando de Juliaca y del Cristo Blanco, no sólo estaremos expresando con pasión un deseo de solvencia para ese mismo futuro, sino una necesidad de reconocimiento. No obstante, espero y deseo que se conserven las sanas raíces litúrgicas en las familias y que aquellos idílicos otoños de ayer, sean preludio de unas futuras y exuberantes primaveras. A hombres y mujeres de tan rara índole se dirige este mensaje, escrito en voz baja.

Juliaca, 02 de mayo de 1999.

Vicente Benavente Calla


miércoles, 11 de mayo de 2011

Samuel B. Frisancho: Carlos Oquendo de Amat a las letras puneñas 1999 Un Premio para recordar…

Escribe: Walter L. Bedregal Paz

Escribir del periodista práctico, Director del diario Los Andes, abogado de profesión, el Dr. Samuel Frisancho Pineda, es poder entablar primero un breve concepto y objetivo del aporte que dejara a nuestra prensa escrita en nuestra región, en aquella imparcial, no comprometida que no fue dirigida por poderes públicos, ni sometida a ninguna clase de censura, y que ahora podemos descifrarla y considerarla como un elemento de gravitación esencial de todo estado libre, más aún si se trata de una prensa de publicación diaria o difusión permanente como fue es, y espero sea la publicación del diario Los Andes, Decano de la Prensa Regional, que con el esfuerzo de aquel hombre se constituye ahora en un bastión firme para la práctica de una democracia acorde a nuestra época y, lógicamente, para que sus lectores puedan adoptar determinadas decisiones de carácter político, cultural, literario o de otra naturaleza, tendrán que estar también ampliamente informados, además de estar actualizados, para de ese modo conocer y comparar entre sí, las opiniones de otros.

Samuel Frisancho Pineda, para muchos que no lo conocieron fue un hombre como pocos; trataré en esta oportunidad, tras diez años de su partida, describir una breve remembranza de su vida que tuve la suerte de compartirla casi al final de la última octogenaria década de su vida. A veces es triste recordar la verdad, y uno desea tal vez obviarla; su olvido o su estado casi de abandono en el que lo dejaban sus últimos días de vida en su entorno familiar, -en otra oportunidad entablare ese recuerdo tal vez como denuncia -. Lo que importa ahora es su labor periodística, que fue su vivir y desde temprano fue casi perfecta, a pesar de su desorden, pasando rápidamente de los tanteos de la adolescencia – la hora impersonal, en que se buscan orientaciones a través de campos ajenos – y bien pronto el periodista se define, con notas líricas, francas, melódicas, simples, polémicas, muchas veces repetidas. Es la forma de vivir, alcanzando su culminación en los días que sucesivamente publica en sus editoriales su mensaje: notas periodísticas tradicionales, de un país - aparentemente sosegado con su libertad de prensa -, límpido, sobre sentires melancólicos, mantenía ese inacabable suspiro juvenil que a veces se resolvía en carcajadas; pero que más a menudo en nostalgias, hasta mezclándose llanto y sonrisa, como en los deliciosos de sus días lejanos. No nos engañe esta sencillez de periodista, estas formas de columbrar la vida escondían sabiduría, como las de su antecesor en la tradición puneña del periodismo que elaboró Federico More.

Pero Samuel Frisancho como periodista hacía pensar y causar polémicas, si la sencillez no debe engañarnos, sí debe sorprendernos, porque encontré en sus octogenarios años del hombre, que como indican sus trabajos publicados, ahora históricas ediciones, había conocido ya el caudal periodístico lanzado a la circulación por él desde el diario Los Andes. Samuel Frisancho no se limitó voluntariamente a formas simples y ritmos elementales, porque a la mano tenía cien complejidades tentadoras, ese hombre al margen del periodismo me comentó que también destacó en el género de poesía, en los Juegos Florales de 1941, condecorado por la Municipalidad de la Paz Bolivia con el Escudo de Armas de la ciudad de la Paz. Fue corresponsal del diario El Comercio de Lima; El Pueblo; Noticias; El Deber de Arequipa; El Sol; El Comercio de la ciudad del Cusco; fue Director de la revista del Instituto Americano de Arte de Puno; el Álbum de Oro (XVII Tomos); Antología de la Poesía Puneña (Ocho ediciones agotadas), corroboran el premio que el Grupo Editorial Hijos de la lluvia, - que presidía gustosamente, junto a la Casa del poeta peruano, aquellos días 17 y 18 de diciembre del siglo y milenio pasado le otorgaron; en el cual también logramos reunir a destacados escritores y poetas, en el marco de El último encuentro del milenio de escritores puneños, al final del fin… ese año 1999, del que nos despedimos con nostalgia, está llamado a figurar prominentemente en la historia, resultó apropiado organizarlo, pues el balance general para las letras altiplánicas del milenio – que se escapó como agua entre los dedos – fue favorable, no sólo en calidad formativa y producciones literarias de nivel, sino sobre todo ese cause desembocó en el lago de los brujos (El Titikaka), sobresaliendo una generación literaria contemporánea, aunque sin actos de rebeldía, pero que aportaron un estilo nuevo, aportes que se justifican con las temáticas que se plantean ahora.

También cabe destacar que aquel año de 1999, fue testigo no sólo del Último encuentro… sino que en los anales de la literatura puneña dejó establecido – aún hoy – para institucionalizarlo el Premio Carlos Oquendo de Amat a las letras puneñas, en sus distintos géneros otorgados, y que gentilmente apoyara en su difusión desde su dirección el Dr. Samuel Frisancho. Este Premio presentó retos posteriores para brillar con luz propia en la meseta y el cielo del Ande nuestro, pero aunque no tuvo grandes algazaras, nadie – excepto uno o dos – puso en duda que los ganadores del Premio produjeran un clímax en el proceso de la literatura puneña con sus libros publicados (los dos últimos años específicamente). Entre los que se premiaron en sus diferentes facetas estuvieron: Género Poesía, Boris Espezúa Salmón, (libro: Alba del pez herido); Género Cuento: Feliciano Padilla (libro: Polifonía de la piedra), Género novela: Jorge Flores Aybar (libro Más allá de las nubes); Género Ensayo: José Luis Ayala Olazábal (libro: Carlos Oquendo de Amat cien metros de un poeta vanguardista itinerante. De la subversión semántica a la utopía social); Género Periodismo: Periodista Samuel Frisancho Pineda, director diario Los Andes.

Entonces veíamos un altiplano mucho más unido por sus representantes en nuestro entorno, que comprometía a los que germinaban lejos nuestra literatura; forjando por ello un altiplano mucho más aglutinado, que fue un factor con el que – espero aún – Puno cuente en el ámbito nacional e internacional.

El propósito que el Grupo Editorial Hijos de la lluvia, junto a la Casa del Poeta peruano - Filial Juliaca, presidida por el poeta Fidel Mendoza, quien suscribe y era el Coordinador general del Encuentro, que tuvo como premisa: Premiar, obras que por la crítica entendida sea valorada como fundamental, que sea dentro de sus fronteras muchísimo más vasta que las que se comentan fuera.

Ya entrado un nuevo milenio, se organizó un 1er. Encuentro del milenio de escritores puneños, Homenaje a Edward Huamán Frisancho, los días 26 y 27 de enero del 2001 en las ciudades de Puno y Juliaca respectivamente, y que nuevamente desde su dirección del diario Los Andes, Samuel Frisancho apoyó en su difusión.

Al constituirse la prensa escrita del diario Los Andes en la ciudad lacustre de Puno en un fin o medio de servicio social, en esencia, cabría destacar lógicamente que otra de sus funciones primarias que dejará Samuel Frisancho, es la de educar en un sentido amplio a la colectividad, ya que a tiempo de informar y orientar, dirigir, enseñar e impulsar a desarrollar y activar las facultades, en síntesis incitó e incita a formar una conducta adecuada para que tanto el individuo como el conglomerado social íntegro, observen y hagan posible una vida pacífica, armoniosa y cohesionada.

En nuestro medio, el Cuarto Poder del estado como se le considera a la prensa, no siempre ha jugado un papel descollante dirigido hacia la construcción de una sociedad justa, progresista e integrada sino más bien han existido algunos órganos informativos desquiciadores de la unidad de la familia puneña, ya sea por razones políticas, regiones geográficas o por precautelar los intereses de determinados grupos económicos, lo cual en lugar de contribuir a la formación de una sociedad armónicamente integrada, dirigida a una población sedienta de unidad y con aspiraciones de formar una patria digna, desarrollada con la fusión de la técnica y la cultura propia del medio y, por ende, elevar esa cultura ancestral equiparando a la que tienen países considerados como de alto grado de desarrollo, ha hecho que sólo haya confianza en determinados estratos y sectores sociales hacia los medios de comunicación de masas.


______________

Tomado de: http://www.losandes.com.pe/Cultural/ 08-mayo-2011.

Ars láser (caosmos digital en barrido de campo de Juan José Rodríguez)


Ars láser

(caosmos digital en barrido de campo de Juan José Rodríguez)

darwin bedoya


I.- (SERMO ARTIFEX) PRIMERA RESURRECCIÓN DE LA POESÍA:

[...] Run: en Esfera, la forma de un movimiento, uno de los libros más extensos de Archie Randolph Ammons, el poeta elabora un discurso en base a ciertos elementos compositivos que el sujeto poemático va haciendo suyos en torno a tres frecuencias que arman la unicidad expresiva: la geología, la física y la cibernética. Tal vez de ahí derive el título del decimoquinto libro de este poeta norteamericano que escribe un poco alterno a compatriotas suyos como Langston Hughes, Amy Lowell o Theodore Roethke. En la página actual, empleando un paratexto de Ammons, el poeta ecuatoriano Juan José Rodríguez Santamaría (Ambato, 1979), publicó barrido de campo, el baile de la esfera (Cascahuesos editores, 2010, 72pp.). Quizá transponiendo una paramagnética electrónica que oscila entre una percepción sensorial y un discernimiento intelectivo, Rodríguez desarrolla una amplitud y una frecuencia de modulación, casi bebiendo algunos sorbos del mismo arroyo que Ammons y que, Alexis Naranjo pareciera haber gustado para escribir Ámbar negro. O, en esta misma continuidad, el poema en prosa Estado sólido de Rafael Courtoisie, Carne de píxel de Agustín Fernández Mallo y Coagula del poeta uruguayo José Manuel Barrios. Todos ellos con ciertas alusiones a la modernidad; a sugerencias físicas, cuánticas; a pintores cardinales, a filósofos del lenguaje, a cirujanos plásticos, a biólogos moleculares, a músicos de post-rock, etc. En esta línea de rizomas apunto una conciencia temática y de actualidad poética que envuelve esta tendencia en la poesía de hoy: Resurrección de la poesía.

En barrido de campo, también es posible advertir ciertos cronotopos que Gilles Deleuze apuntaba acerca del vacío y la ceniza, sobre las escrituras nómadas y rizomáticas, especialmente sobre el asunto de las multiplicidades. Esto supone que se considera, de modo especial, la constitución del libro en sus varias interpretaciones, y como ocurre en este caso, barrido de campo está hecho de materias diversamente formadas, de fechas y de velocidades muy diferentes. Velocidades de barrido. Velocidades de escape. Ars láser. Homo digitalis. Pixeles. Plasmas. Iones. El poema rompe los vidrios y la luz. El poema penetra los astros. En el libro se pigmentan las ideas, se atiende a las materias y a la exterioridad de sus relaciones. Se perciben movimientos electrónicos, líneas de articulación o de segmentaridad, estratos y territorialidades digitales, reproducciones de vídeo, filmaciones del interior cerebral; pero también líneas de fuga y movimientos de desterritorialización. Las velocidades comparadas de flujo que generan fenómenos de retraso relativo, barridos de campo. Todo eso, en imágenes y líneas y velocidades insondables. Por esa temperatura, por su registro expresivo, por la ubicuidad del sujeto poemático, por la unicidad de las seis partes que estructuran barrido de campo, puede entonces afirmarse que este texto es un libro que se sitúa en la contemporaneidad, además de su lúcida y profunda conciencia para considerar y leer el mundo digital de hoy, todo bajo el orden de una rigurosa geometría poética. Los libros, como bien dice Sloterdijk, conforman esferas, círculos de resonancias, imágenes, señales, huellas, expresiones…rostros escritos. Lecturas láser. Lecturas posibles como una propuesta o puesta en práctica de la reprogramación del mundo contemporáneo, un mundo poético escrito en prosa y con una conciencia absoluta de la brevedad y la contención del lenguaje, una contemplación del tiempo que, como se puede percibir en el libro, va entrecruzando discursos y avalanchas digitales de memoria que van aportando una cadencia desafectada pero constante, para lograr una poesía como ésta que leemos en coordenadas con el más reciente poemario que Rodríguez Santamaría ha publicado, Cromosoma, en la editorial Eskeletra, 2011.

II.- (LECTURA LÁSER) SEGUNDA RESURRECCIÓN DE LA POESÍA:

[...] Next: son ineludibles y por lo mismo inconfundibles aquellas obras en las que se puede entrar y respirar, que tienen atmósfera y clima. Que señalan rupturas y exponen propuestas. Ahora sé (está confirmado) que cada poema debe ser causado por un imperioso escándalo en la sangre. Nadie en su vida pavorosa puede llegar al paraíso con los ojos secos, nadie. No se puede escribir con la imaginación sola o con el intelecto solo; es necesario que la memoria, la sapiencia, la vida, el olvido, la lejanía, la distancia, el corazón y, los grandes miedos; y las ideas, y la sed y el lenguaje y de nuevo la sapiencia y el miedo; el riesgo, la experimentación, todos trabajen yuxtapuestos, al unísono. Mientras uno se inclina hacia la hoja, mientras el poeta se despeña en el papel e intenta nombrar la ceniza, el vacío. El paraíso está en otro lugar. Hay un pequeño ruido en la sangre. El humo, cigarrillos. Una sombra es el miedo, mientras alguien se despeña en el papel. Y esta escena nos remite, de algún modo, a lo que se decía desde las postrimerías de las vanguardias, cuando se afirmaba que la poesía, a partir de un cierto nivel, se burla absolutamente de la salud mental del poeta y de quien la lee: su más alto privilegio —de la poesía— consiste en extender su imperio mucho más allá de los límites determinados por la razón humana. Para la poesía, los únicos escollos serían la banalidad y el consentimiento universal. Desde Rimbaud y Lautreamont sabemos que los más bellos cantares son a menudo los más extraviados y lúcidos. Cantares de Nerval, Hölderlin, Donne, Blake, Eliot; Trakl, Kavafis, Celán, Pound, Rilke, todos mostraron lo más alto de su creación, de sus obras. Manifiestos que lejos de haberlos aprisionado en sus compartimientos, les dieron alas, fue como si el delirio hubiese desatado el lenguaje, como si por un puente aéreo ellos hubiesen entrado en comunicación fulgurante con nosotros. Velocidad de barrido. Por eso, releyendo barrido de campo, uno entra en la cuenta de que sucede un clima fulgurante, digital, electrónico, un aura de alta tecnología se transfigura en un decir poético. Si en este libro de Rodríguez Santamaríallueven iones, átomos, imágenes evanescentes; diremos que estamos alejándonos de las composibilidades reiteradas que tenía la poesía y que a partir de las poéticas —heterogéneas— de Héctor Hernández, Ernesto Carrión, Javier Bello, Maurizio Medo, Alejandro Tarrab, Victoria Guerrero, Miguel Ildefonso, Paula Ilabaca, Rocío Cerón, etc. La poesía ha empezado a encontrar —desde hace rato— una nueva pluralidad, una contemporaniedad que requiere nuevos espacios.

Para acercarnos un poco más a la poesía de Rodríguez Santamaría, nada mejor que transitar por el camino que conduce al proceso de apropiación de la poética del autor. Esta es una obra configurada por los matices que pulsa la poesía, que arrastran al lector hacia las esencias recreadas en un sentimiento interior de lo diferente y de la propuesta. Esto también se manifiesta en el simbolismo de determinadas imágenes recurrentes que captan la esencia de la condición humana y la desesperanza: Soy un cuerpo fracasado. (p.15). Soy un cuerpo fracasado, pero mi vergüenza ya carece de rostro. (p.18). Y mi rostro es una piedra arrojada en cada uno de mis huesos concéntricos donde no hay nombre para mí. (p.21). Este día sueño con destruirme. Volarme con un pájaro la sien del cielo para que mi cerebro se haga espuma en el mar. (p.63). El cielo es fiesta sin mí. (p.52). En realidad, buen aspecto tiene el cielo sin mí. (p.59). No quiero morir, pero quiero. (p.33). Mi cuerpo es ahora un objeto para definir la muerte en sus extremos de aplauso. (p.62). El vivir para la muerte heideggeriano constituye una dimensión inseparable de la escritura. Sobre este espacio inerte sólo pueden erigirse bastimentos de lenguaje. El lenguaje está construido de pasado y futuro —tecnológico—, y se torna en un contenedor de la muerte. Vacío, silencio, lenguaje y muerte. Arte, ciencia y tecnología cohabitan en un mismo plano. La muerte es una hora que existe. Lo mejor de la vida debe ser, sin duda, la muerte. En barrido de campo se muestran una y otra vez, casi como norma y no como excepción, las manifestaciones de libertad y desasosiego del sujeto poemático que como tal, deja de oponerse a nociones ideales de transformaciones. Sólo unas palabras bastan para indicar la posición del yo lírico y sus contextos: Cada palabra es una vuelta al silencio. (p.15).«No entres acá, hermosa palabra destruida»(p.16). Mis arterias son ramas de un eucalipto sumergido en un cielo de agua. (p.60). Esta reiterativa sensación de ruina y vacío introducen al lector en un sistema único, de manera que éste se siente como parte de una totalidad más amplia en la que está, de una u otra manera, implicado. El sujeto poemático instaura un mundo particular, transforma el sistema de referencias y de relaciones con las cosas características del mundo en que impera la vida práctica —la poesía— e instala al lector en un microcosmos extraño en el que viven las sensaciones de un caosmos digital, y dentro de este submundo, se suceden las alusiones a la tecnología, en especial a la electrónica: Reproduzco un vídeo ya reproducido dentro del cerebro: el cielo pausado. (p.40). Abrimos la canilla de las imágenes virtuales hasta la embriaguez. (p.42). El ojo es como un faro halógeno frente al reino de este mundo. Canal aleph. (p.43). Una onda hertziana dibuja una hipérbole en el cielo. (p.58). Transmisión en directo de mí. Difusión de mí. Exento. (p.44). Vibran mis párpados como un control remoto del espíritu. (p.47). El mundo digital del yo lírico en el que caben silencio, dudas, vacilaciones y temores, supone apremios, ansias de atrapar la esencia. Es posible, a través de estas imágenes digitales, percibir la particularidad de este mundo, del propósito de la vida, del vacío, y junto con él, la reinterpretación de la existencia desde la perspectiva de la esperanza. El sol se hunde en el mar y aparece la espuma de un cerebro reventado. Ars láser. Y entonces, la misión del poeta es inventar lo que no existe. Variar su forma de escribir, saltar barreras y levantarse en una delirante fragmentación poética y reflexiva, cercana o dentro del vacío: Sobre el vacío, las moléculas del señor se mueven a la velocidad de mi fe más oscura. (p.12). Mi cabeza siente en su mejilla la ceniza de una estrella no caducada todavía. (p.19). No hay lunas colgadas como tallo de trébol. Ceniza cayéndose a la tierra, trepando la escala, gravedad abajo. (p.31). Sólo estos huesos tienen una extraña solidez para el llanto. (p.34). Las aves serán profecía de otra cosa. Una vez más. Otra cosa. Siempre. (p.34). De ahí el clamor final que tiene intenciones autodefinitorias del comportamiento humano, la señal que se transfigura en la profunda innovación, el disloque de la asimilación estilística y conceptual del pensar y obrar de otros coetáneos suyos aunque exista el temor, la presencia de la muerte, la desaparición como algo natural, humano. Poco a poco la palabra y su ritmo se internan en una especie de sueño y tratan de explicar la fuerza de la imaginación: Temo al mundo, el mundo: esa carta navegada de la muerte. (p.25), La muerte: un ticket de descuento. Dos tickets de descuento. Tres. Ocho. (p.48), La muerte es una pulserita folklórica. (p.37). Esta es una meditación que parte de la palabra para llegar a la poesía. Explora la nada a través de la poesía en una singular plenitud. Abandona los rasgos convencionales de la escritura como testimonio de una época de fragmentaciones y discursos superpuestos. Rodríguez acompaña sus códigos estéticos, exhibiendo una habilidad vertiginosa para moverse, por momentos, en un registro variado de simbologías tensadas y llenas de resignificación. Así, empiezan a derrumbarse las fronteras de los terrenos reservados al conocimiento científico. La poesía comienza a explorar otras instancias, con su precisión del lenguaje, de la plasticidad de la palabra poética, de la construcción de una poética renovada como esta que se lee en barrido de campo. Este es un discurso lúcido y desconcertante.

III.- (VELOCIDAD DE BARRIDO TECHNICOLOR) TERCERA RESURRECCIÓN DE LA POESÍA:

[...] Bam: La poética de Rodríguez va eligiendo silencios y vacíos para crear un nuevo lenguaje de lo no dicho y de lo borrado. Hay un retorno a la resurrección y la poesía vive. El silencio escrito es la poesía. Ese silencio poético suena de manera natural, en una poética de la exploración, del diálogo humano, de un nuevo significado en las letras de la poesía hispanoamericana. Rodríguez Santamaría, en barrido de campo procesa un ritmo sincopado que da voz al silencio, a la imposibilidad de revertir las cenizas y el vacío, pero también al deseo de mantenerlas como fuente de luz. El fuego —y con él la ceniza— desdice su poder destructor y se ampara en su aspecto iluminativo. Así, la poesía va discurriendo dentro de una escritura en prosa para alcanzar el centro de la poesía misma: Abres los ojos como faros y la realidad es objeto desechable y la calle está cerrada por obras. (p.53). Los ojos se reemplazan pero no se cancelan de por vida, la idea es enfrentar a la lengua, al lenguaje. Porque se trata de despojar a las palabras de sus atributos, de su significado anterior para que recuperen un sentido moderno, electrónico, y entonces aplicarlo a la imagen digitalizada de esta época. El esfuerzo del sujeto poemático consiste en hacernos volver a entender cada una de las palabras como si fueran pronunciadas o leídas por primera vez. Lectura láser. A menudo, en barrido de campo, el pensamiento se violenta hasta la depuración total de la palabra y, sobre todo, provoca el imposible deseo de definir el silencio en silencio: Callejones mentales que son callejones reales en mi cerebro de islas y cobijas manchadas. La pantalla es un imago tumoral de reproducción geométrica. Este proyector de fiat lux en technicolor con su tentáculo de pulpo cordial lame mis ojos. (p.41).

En esta propuesta se percibe, además, que en ciertos momentos ocurre una suerte de ausencia, pareciera que todo sabe a ausencia: Ahora este mapa es un pliego de arcilla y ahora es una línea que se hace fronda en mi retina junto a la carretera. (p.17). En la cama, mi cerebro es una bola de goma que observa sola, parpadeante. (p.40). Se asume la nada y, la mayoría de poemas asumen un silencio, casi como una excavación o un precipicio. Y entonces se manifiesta la sensación de que el discurso es una carrera en la que cada vez que damos un paso, el suelo se derrumba detrás de este, y como que apareciesen grietas, cicatrices que se van borrando. Velocidad de barrido. Lo real pocas veces se plasma en ningún lugar y, por lo mismo, también sabe a ausencia, vacío. Lo que queremos decir, o en este caso leer, no está escrito en las palabras, con las palabras, sino en los espacios que hay entre poema y poema. En las imágenes reproducidas por un cabezal láser. Vídeos. Aporías. Velocidad de escape. Esto, también supone que las modulaciones en barrido de campo no están en el escritor, sino en su palabra, como debe ser. Así, cada vez que intentamos signar la ausencia y el vacío, nos enfrentamos a la imposibilidad del lenguaje como una unidad inquebrantable en este poemario, volvemos al lugar del cual no se puede dar cuenta y al que asistimos sin tener claro cuándo será el retorno, o cerrarnos la boca con la idea de que tal vez no exista como tal. Velocidad de escape. La estética que surge de una ausencia que puede encontrar su metáfora solamente en la poesía. Velocidad de barrido.

Finalmente, seis lecturas láser: anotaremos que si en DE TU DIALECTO [caosmos] se suscita, contrariamente a una conjunción, una bifurcación simulada entre poeticidad y realidad, simulada, porque al final convergen en una línea casi coral. En tanto que en ÁLBUM DE AUTOR [caosmos], notaremos traducciones de ocho rostros hablados, pero hablados con otro lenguaje, el pictórico a modo de ubicuidad y traslación en el tiempo: fisura y distinción. Mientras que en MARCA DE LÁSER [caosmos] los rastros digitales se hacen más notorios, casi como viéndose en una pantalla plasma de HD. En TALA Y LUGAR [caosmos] la ausencia y el vacío retornan a lo poético. Esta es una pieza de impresión pulcra sobre una forma de malestar existencial, una ineludible ausencia interior: una vocación nueva o un vicio exquisito del sujeto posmoderno. Pero sólo así la ceniza se hace fuego y ausencia presente. Tal como ocurre en el libro Fundido en negro de Jesús Jiménez Domínguez, cuando en uno de sus versos dice: al otro lado de las cosas / donde siempre llueve en un idioma secreto/y conviven intactas todas las ausencias. La idea de la ausencia y de la finitud se hace más gruesa, más tiznada en esta zona del libro. Discursos [fade in] / [fade out]. Films. Sistemas audiovisuales donde impera la oscuridad, pareciendo que de pronto la imagen terminara, pero no: todo comienza otra vez. Nada concluye. Por la misma línea [organicidad discursiva], TU CÉLULA QUE EXPLOTA [caosmos] revisa los vacíos, presencias, escritura o habla, palabra, o nuevamente el vacío. En esto de la palabra escrita, quizá se encuentre velado el anhelo de la presencia, razón primera que provoca la desconfianza en la escritura. Velocidad de escape. Para terminar, VUELVES DE TU DIALECTO [caosmos] es la escritura, y justamente por eso, al igual que el habla, dejan de ser tales, y sólo es posible que todo se torne en un borde entretejido alrededor de una ausencia que intenta asirse de la presencia, usurpando así un lugar que no le corresponde o que siempre le correspondió. Velocidad de barrido. En barrido de campo la escritura sigue siendo una máquina de líneas de fuga. Poesía que empieza por resolverse con imágenes desemejantes. Una ars láser que fecunda los nuevos pliegues de la literatura latinoamericana. Un acierto poético que va leyendo nuestros días actuales, abandonando, poco a poco, los sedimentos, los segmentos comunes, para inscribirse/escribirse dentro de la última poesía latinoamericana [movimientos ready-made, work in progress].

Azángaro, marzo de 2011

________________________

Publicado en: www.letras.s5.com: Página chilena al servicio de la cultura, dirigida por Luis Martinez S.