Por: Ricardo González Vigil
En 1983 publiqué, en el suplemento “El Dominical” de El Comercio, un “Elogio de Gamaliel Churata” en el que lo calificaba como uno de los grandes “forjadores de peruanidad” (expresión del gusto de José de la Riva-Agüero, Víctor Andrés Belaunde y Raúl Porras Barrenechea, que ellos aplicaron al Inca Garcilaso y Ricardo Palma), al lado del Inca Garcilaso, Ricardo Palma, César Vallejo, Ciro Alegría y José María Arguedas.
Lamentaba el escaso, casi inexistente reconocimiento que había recibido Churata, hasta entonces, en el Perú: ser invitado en 1966 por Godofredo Morote Gamboa a un ciclo de conferencias en la Universidad Federico Villarreal, donde brindó su testimonio junto a los eminentes creadores Ciro Alegría, Arguedas y Francisco Izquierdo Ríos; y, poco después de su muerte (acaecida en Lima, en 1969, sin repercusión en nuestro medio cultural y periodístico, a diferencia de la conmoción que produjeron los fallecimientos de Alegría y Arguedas en 1967 y 1969, respectivamente), el importante volumen de rescate editado por el Instituto Puneño de Cultura en 1971: “Gamaliel Churata: Antología y valoración”.
Contrastaba esa situación con la resonancia que había tenido en Bolivia y abogaba por el inmediato rescate de sus escritos: “No nos debe extrañar [...] que alejado del centralismo limeño en Puno y radicado buena parte de su existencia en Bolivia [varios años de su juventud y el largo período 1932-1964], goce de un enorme prestigio en Bolivia, a tal punto que se le suele estudiar en forma destacada dentro de la literatura boliviana [como se hace, verbigracia, con el uruguayo Horacio Quiroga dentro de la literatura argentina]. Acá en el Perú casi nadie ha escuchado hablar de “El pez de oro” [¿cuándo será reeditado?, ¿quién publicará los numerosos inéditos de Churata, y recopilará los seis mil artículos que dejó dispersos?]; en cambio, en Bolivia se acordó otorgarle el Premio Nacional de Literatura de 1957 [con motivo de la publicación en La Paz, de “El pez de oro”], y Churata no lo aceptó por ser ciudadano peruano”.
En los últimos veinte años Churata está cosechando el reconocimiento nacional e internacional que merece. Se multiplican los libros, las tesis universitarias y los artículos especializados sobre su trayectoria y, en general, sobre el grupo Orkopata al que dio vida. José Luis Ayala reeditó su obra maestra “El pez de oro” (en el II Festival del Libro Puneño, en 1988) y contamos con una edición facsimilar de la gran revista que dirigió: “Boletín Titikaka”. Y, en lo tocante a la tarea impostergable de reunir su abundante obra periodística, ha encontrado una investigadora digna de encomio: la profesora sanmarquina Guissela Gonzales Fernández; varios años ha investigado, sobre todo en La Paz, los diarios y revistas en que colaboró Churata. Paciente y difícil labor planeada y realizada con Carlos Ríos Moreno, con quien tejió la tesis de licenciatura “El proceso americano. Elaboración de una estética en los artículos de Gamaliel Churata” (Universidad de San Marcos, 1996).
Y, ahora, Gonzales Fernández nos entrega el libro “El dolor americano. Literatura y periodismo en Gamaliel Churata”. En él rescata 69 escritos, la gran mayoría artículos periodísticos desconocidos; y los acompaña de 25 escritos sobre Churata. En el estudio preliminar aborda cuestiones centrales del proceso ideológico y estético de Churata, en su visión del indio y de América, y en su postura estética. Ahí pone de relieve las categorías del “realismo psíquico” y del “ahayu-watan”, conforme resalta desde Alemania, en el prólogo, uno de los mayores especialistas en Churata: Marco Thomas Bosshard, autor, a su vez, de “Hacia una estética de la vanguardia andina. Gamaliel Churata, entre el indigenismo y el surrealismo” (Berlín, 2002).
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