sábado, 2 de agosto de 2008

Carlos Oquendo de Amat *


El paisaje salía de tu voz

y las nubes dormían en la yema de tus dedos

Carlos Oquendo de Amat




Zozobrar en gotas de lluvia

el seductor de la luna



Escribe: Walter L. Bedregal Paz



Carlos Augusto Oquendo de Amat

(Puno, 1905 - Navacerrada, España 1936)



Nace un día del cual tenemos el recuerdo grato, 17 de abril de 1905 en la ciudad de Puno.

Por el año 1926 aparece Oquendo de Amat, de diferente matiz a los del Grupo Orkopata; y hablar de él, es recordarlos con su figura frágil y delgada, su oscura indumentaria, sombrero de ala ancha que pintaba por completo a un bohemio de la época, muy a la moda, su extrema cortesía y delicadeza para con los demás, que en su corta vida ha sido asimilado al mito y a la leyenda; con conocimientos de surrealismo francés que influyó bastante en su formación, los Cinco metros de poemas que escribió como único libro publicado en el año de 1927 a la edad de 22 años, dedicado a su madre; es un llamado a reestructurar la propuesta textual emanada, para hacernos sentir orgullosos en el contexto nacional e internacional.

La pobreza del paisaje en su niñez y su precaria situación económica hicieron que se identificara con el reclamo de los oprimidos.

Publica sus poemas y colaboraciones en las revistas Sierra, Hangae, Rascacielos, Jarana, colaborador cercano de José Carlos Mariátegui, llegando a publicar en la revista Amauta, aunque no sé si por olvido o acto de amistad irrenunciable, Mariátegui no lo nombra en su libro Proceso de la Literatura peruana, verbigracia, que no hizo que ahora Carlos Oquendo de Amat sea estudiado por muchos intelectuales de portentosa cultura, tales como Cesar Toro Montalvo, Carlos Germán Belli, Jorge del Prado, Carlos Meneses, Wilfredo Kapsoli, Jorge Cornejo Polar, Mario Vargas Llosa, Ricardo Gonzáles Vigil, quien afirma que los “… 5 metros de poemas pueden ser una irónica alusión a la mentalidad burguesa que todo lo contabiliza y parece valorar sólo las propiedades materiales de los objetos; a la semejanza entre los pliegues de las hojas del poemario ( como decía el original tenía eso, originalidad) y los “metros” plegables que usan los carpinteros, o también una irónica referencia al metraje de las obras cinematográficas”.

Entre los nuestros Omar Aramayo y José Luis Ayala, quien es autor de su biografía, afirmando, que toda su obra la escribió antes de los 20 años. Y a partir de entonces dedicó su tiempo a la difusión del marxismo, actividad política por la que fue encarcelado y desterrado a Europa. A finales de 1926 publica su primer poema, titulado lluvia, en el Mercurio Peruano editado en Lima. Al año siguiente fue premiado en un concurso promovido por la municipalidad de Lima. “… aunque de obra breve, la presencia de Oquendo deja indicios muy netos acerca del desembarazo, paulatino, que nuestros escritores consiguen respecto a sus ideales de lengua y poesía”. (Escobar Alberto, 1980, p.96).

Dentro de la poesía puneña, es Oquendo, la más alta figura, por haberse adentrado, poéticamente, en un gran surrealismo: 5 metros de poemas, es después de Trilce, la más perdurable expresión de la poesía vanguardista en el Perú” (Cáceres Chaupin José, 1997, p. 81).

El original libro de Oquendo mide 23x23.5 cm. Y sus páginas están pegadas y dispuestas en forma de acordeón. Las hojas aparecen plegadas, y totalmente estiradas llegan a medir aproximadamente 5 metros. Los críticos han observado que Oquendo no exalta incondicionalmente a la modernidad. Hay una sutil ironía, no exenta de admiración, por lo moderno. Por ejemplo, se va a la luna a hacer compras y un ascensor le compra 5 metros de poemas. Ya en 1928 Francisco Mostajo dijo de Carlos Oquendo y de sus 5 metros de poemas que contenían una: “… acracia métrica y rítmica, metaforización remota, independencia del yugo de la lógica intelectual”.

…era efectivamente cinco metros de papel, llenos de disparates melodiosos, de metáforas inverosímiles, de estudios dilates para quitarle la serenidad al burgués. Y me digo: a qué se conducen estos atentados tipográficos. Hidalgo publicó un libro en que habían páginas con una sola sílaba. ¿Esto es arte? Motivo para que el lector se sienta estafado o que el compañero tipográfico maldiga de poetas, a todos los estrafalarios del mundo, con todo, entre esta resbaladiza granza de circo, entre esta espuma, este chisporroteo de los veinte años insurge auténtico el poeta”. (Guillen Alberto, 1933, diario “El Pueblo, 22 de junio)

Ayala, en una entrevista afirma que: “…el mito comienza desde el discurso… el me dijo – refiriéndose a Mario Vargas Llosa – que lo único que había querido era exaltar la figura de Oquendo como un poeta dedicado solamente a su actividad y que esa parte de la camisa roja, era una metáfora”. (QLISGEN Nª 4, 1984, p. 52)

Mario Vargas Llosa, en el discurso de aceptación del Premio Rómulo Gallegos, por su novela: La casa Verde (4 de agosto – 1967), que le dedicó a Oquendo, es rescatado “De la fosa común del olvido”.

...había sido un hechicero consumado, un brujo de la palabra, un osado arquitecto de imágenes, un fulgurante explorador del sueño, un creador cabal y empecinado que tuvo la lucidez, la locura necesarias para asumir su vocación de escritor como hay que hacerlo: como una diaria y furiosa inmolación”. ( QLISGEN Nº 4, 1984, p.20).

Vuelta a la otra Margen (antología), de Mirko Lauer y Abelardo Oquendo es un libro más que se ocupa del poeta nuestro, y últimamente la edición auspiciada por el rectorado de la PUC.

5 metros de poemas, libro que contiene su obra completa, y un estudio de la misma por el crítico Daniel Salas, que en interesantísimo prólogo dice titulándolo: Oquendo de Amat: buen aventurero de emociones; No se trata de reflejar fielmente la realidad sino de “reconciliarse” con ella a través de esas “frágiles y pequeñas imágenes, que en muchos casos imitan la candidez de la infancia… avivándola con los colores de la solidaridad, la imaginación y el amor”. El poeta no describe fotográficamente las ciudades (que no conoció), más bien las recrea como espacios utópicos en los que el espíritu de la época armoniza con el desarrollo de la experiencia “plenamente humana”. Así en el poema “Nueva York” hay unos niños jugando al aro con la luna, la mañana se va como una muchacha cualquiera y “la brisa dobla los tallos de las artistas de la Paramount”.

En (APUMARKA, 2005, Nº 7), “… es una oportunidad esperada con ansiedad, para poder expresar un tributo al poeta desolado, más no solitario, humilde, introvertido como lo reconocían; aquella tendencia a vivir en un mundo interior, conociendo cada esquina de su alma, cual ciudad mitológica vivía en él”; Carlos Augusto se llamaba, hijo de don Belisario y doña María Zoraida.



MADRE


Tu nombre viene lento como las músicas humildes

y de tus manos vuelan palomas blancas


Mi recuerdo te viste siempre de blanco

como un recreo de niños que los hombres miran desde aquí distante


Un cielo se muere en tus brazos y otro nace en tu ternura


A tu lado el cariño se abre como una flor cuando pienso


Entre tí y el horizonte

mi palabra está primitiva como la lluvia o como los himnos


Porque ante ti callan las rosas y la canción.



Victima de la TBC muere, en las sierras de Guadarrama; en la mayor pobreza y soledad, en el inicio de la guerra civil española un día muy triste… pero muy triste para las letras puneñas, un 06 de marzo de 1936. Pero un 11 de junio de 1972 es encontrada su tumba en Navacerrada España, por el escritor peruano Carlos Meneses Cardenal, siguiendo el rumbo dejado por Raúl Porras Barrenechea y Rosa Arciniegas.



POEMA DEL MANICOMIO


Tuve miedo

y me regresé de la locura


Tuve miedo de ser


una rueda


un color


un paso


PORQUE MIS OJOS ERAN NIÑOS


Y mi corazón

un botón

más

de

mi camisa de fuerza


Pero hoy mis ojos visten pantalones largos

veo a la calle que está mendiga de pasos


1923.



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(*) Parte de este texto está inmerso en el libro Aquí no falta nadie, antología de poesía puneña de Walter L. Bedregal Paz. Grupo Editorial "Hijos de la lluvia" & LagOculto Editores. 2008.


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