La ciudad es un ave con plumas de luz,
Hayuvé que el silencio concibió un sol rojo
un lago azul del tamaño del ojo de un Dios.
Eddy Sayritupa.
Escribe: Walter L. Bedregal Paz
Eddy Oliver Sayritupa Flores
(Huancané, 1974)
Abogado de profesión con estudios en
Ha obtenido el Primer Puesto, (compartido) en los II Juegos Florales de
Como pensador, Sayritupa tiene una ventaja sobre la gran mayoría, de los que entre nosotros estudiamos, aquello de las cuestiones filosóficas, de un conocimiento del verso, inmerso de evoluciones del pensamiento nuestro. Sayritupa, leyó y conoce a los grandes maestros y afronta los problemas con criterio independiente, no por el hecho de que haya sido elegido junto a Simón Samuel Rodríguez los únicos de aquella generación de finales de siglo y ser antologados en una publicación de Omar Aramayo, lo hace diferente, extremo, no, al contrario, lo único que ahora lo inquieta es aquello que muchos poetas y críticos ven con preocupación, la mayoría de los poetas a la frontera del capitalismo centralista, están huérfanos de un medio donde puedan adoptar sus versos, todo, y siempre fue – espero que no sigan así – por la desidia de las autoridades y la falta de un programa ha realizar, de buen grado que se dedique a este oficio.
Por lo tanto y pese a haber sido finalista en el COPÉ INTERNACIONAL de Poesía 2007, es un pensador que con toda su gran fuerza espiritual (ama la verdad) ama mucho más el bien y estima la ciencia como una versatilidad que tiende a la acción.
VIAJE
Hemos viajado
por el sendero de tus palabras
en las barbillas blancas
de una paloma silvestre,
envueltas en una ola tibia
de tus labios.
Tras el perfume agreste
de tu sonrisa herida.
Hemos cruzado
ríos septentrionales.
Y océanos aromáticos.
y al llegar a tu corazón
reímos con las auroras
hasta descansar
en la melodía de tus movimientos,
hasta reposar
en un pétalo anaranjado
de tu alegría
hasta gastar a besos
la noche en un rocío
I
Aquí
Una hora rodó de tus articulaciones.
Parpadea el fuego su maternidad
El vaho de mi corazón tibio que os ofrezco, escarcha.
Los ojos helados, desvelan las llamas.
El cráneo descuadrado truena.
La ceremonia comienza
el Wilanchu inciencia el corazón subterráneo
el cráter pulmonar de Kapia
Suda el manantial de su antigüedad.
flota la superficie en los alvéolos de la luz
el amanecer es flor y carne
la mesa extendida al sol
Imploramos.
III
Yo vi sobrevolar a la lluvia
en forma de ave
fíjate,
llevas el mismo pico,
el plumaje, los ojos oscuros,
las patas largas sujetando a la luna
ese cielo poblado de escamas
esa rama salida del pasado
con sus hojas enormes cielos
colgando soles como ojos de quinua
poblando la ciudad que llevas dentro.
IV
Si viajas
no viajes en una ave ni en un pez
corre y te saldrán alas como escamas
como banderas de la vida flameándole al cielo
quedará atrás la noche, atrás la vida.
Si viajas.
Fíjate que estés vivo
que esté lloviendo y sea tarde
que mientras viajes se fragmente la presencia
y vayas dejando gotas de noches,
gotas de días como sueños.
Fíjate que la luna esté prendida
y tus ojos estén mirando desde allí.
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(**) Parte de este texto está inmerso en el libro Aquí no falta nadie, antología de poesía puneña de Walter L. Bedregal Paz. Grupo Editorial "Hijos de la lluvia" & LagOculto Editores. 2008.
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