y estas ganas de decirte algo...
Percy Zaga
Escribe: Walter L. Bedregal Paz
(Puno, 1945)
Destacado hombre de letras, estaba llamado a ser seguramente el poeta que fundara y acompañaría hasta el final del fin, aquella su generación que deslumbró, denominada Promoción intelectual Carlos Oquendo de Amat, fundó el Grupo de Arte Utaraya y el Grupo Qlisgen, también el Centro Federado de Periodistas y el Colegio de Periodistas. Dirigió Don Pepe y Cancionero del Folklore Puneño. Participó en la edición de la revista de literatura Sur Intenso. Publica un boletín mensual de Poesía puneña: Oquendo. Es autor de libros de poesía: A Mayte (1968); Mi País (1971); Poemas (1988); Cinematógrafo de lienzo y bambú (1992); al estilo de Carlos Oquendo de Amat, que sugería: …abra el libro como quien pela una fruta, mientras el poeta Zaga nos invita a leer el texto: …abra el libro como si fuera un paraguas. El libro tiene una singularidad y originalidad nacida de la mente de un vate que avizora un futuro para las letras puneñas de muy singulares, como impar en su publicación matemática de asemejarse a un octaedro, que hay que girarlo para poder leerlo, como quien gira un paraguas. Además publicó en periodismo escolar: Diez ensayos de material dialéctico para la escuela rural; Antología de poesía para primer grado; Canciones escolares puneñas y Literatura puneña para secundaria (2007).
Lo dicen muchos, sin discusión, es uno de los grandes poetas que tiene Puno, con voz personal que desborda originalidad; incursionó en la narración, logrando una Primera Mención Honrosa del Concurso Regional de Cuento, que el Grupo Editorial "Hijos de la lluvia" convocara, (con el cuento: No recuerdo Pág. 51) publicado en el libro de Antología de dicho Premio: Nacionalidad Oculta y los cuentos ganadores del Premio ROGELIO ECLER
Mi ciego mi gallo y tú, (2003), un plaquette con Prólogo y edición de Omar Aramayo, nos sorprendió cuando en febrero Puno festejaba y bailaba en honor a
V
Róeme rata hermosa, esta extraña terca,
este hueso duro y este ojo tuerto,
y estos brazos tiesos que aguardan
la madrugada imposible que añoran.
Consume en tu pira uno a uno mis huesos,
tritúralos y sus cenizas hecha al río más hondo;
cabalga de tu bestia, sus cascos en mi vientre,
y enmadeja mis entrañas en tus crines.
Destruye mis cabellos, quema mi boca,
golpea mi lomo, castiga mis plantas,
mis venas destroza y ultima mi sexo,
mátame diez, veinte, cien mil veces…
y deja que los buitres devoren mis carnes…
Pero no toques nunca mas, oh, rata
o, dulce, tierna y añorada rata mía
no toques nunca más mi pecho,
ni controles los mal latidos de mi corazón.
PIDO PERDÓN A LOS LAGARTOS
En mi país
gobiernan los lagartos.
Verdes, crudos,
solazados entre las piedras
los lagartos nos
gobiernan.
Dan decretos, se orinan;
dan leyes, se orinan;
dan saliva y no se orinan.
Pido perdón a los lagartos
por esta
comparación.
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(*) Parte de este texto está inmerso en el libro Aquí no falta nadie, antología de poesía puneña de Walter L. Bedregal Paz. Grupo Editorial "Hijos de la lluvia" & LagOculto Editores. 2008.
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