Percy Zaga Bustinza
La trayectoria de los hombres como los cauces de los ríos se forjan en el fragor cotidiano e intenso de días y días, años y años. La paciencia hierve y quema en cada torrente o en cada verso, después de resumir la tempestad o las iras en ¡carajos! O poemas, porque todo, absolutamente todo se traduce al texto o a la conducta.
Así fue construyendo Vicente Benavente una poética simple de metáforas naturales, de hechos familiares, de amores eternos y sobre todo de mucha querencia al lar nativo. Y en este punto, nadie como Benavente a oteado tanto, desde todos los ángulos, a la mujer que simboliza Juliaca, a la tierra calcetera: mujer cancina de manos infinitas que en hilos y cáytos convierte el bellón y la trasquila. Muchísimos poemas construidos de palabras y silencios, de figuras y miradas, de vientos y roquedos compilan las razones y sinrazones de la calcetera juliaqueña en la poética de Benavente.
Es pues el cantor por excelencia de la calcetera juliaqueña.
Otros referentes conmueven también su paciencia, el amor, la mujer, el hogar, la cotidianidad, la problemática social, el movimiento popular desfilan entre rimas y cuartetas. Sus mayores logros están evidentemente, en su primer libro publicado; allí la palabra corre suelta, a su libre albedrío como goteras de lluvia encabalgadas en ideas permanentes. El verso simple se engrandece con el manejo lúcido del lenguaje
Por eso este libro es el reconocimiento necesario a quien tanto caviló en nosotros, en nuestra sólida condición humana para describir lo que somos en el bello texto de sus poemas. Yo también abordo el relámpago y renuevo el canto para cantar y también a quien lo hizo, a quien con denuedo y cansancio cero concibió, parió la pancarta ésta que es mural y muro de alegrías.
Walter L. Bedregal Paz, se ha empeñado en evidenciar por el colectivo de opiniones la valía de Benavente y su poética, lo ha hecho con pasión admirable y logro de gran estimación. Por ello merece un sincero reconocimiento.
El troquel de opiniones convocadas enriquece el panorama y multiplica las pociones de abordamiento a Benavente. Una mirada caleidoscópica que nos permite visualizar integralmente, sino agotadoramente, la poética del autor calcetero. Cada quien opina lo suyo. Y cada cual empeña su palabra.
Particularmente destaco la vibración lírica de los poemas de “JULIA”, donde la palabra de Benavente adquiere altos matices poéticos. Los versos se encadenan por su naturaleza literaria, por el don mágico de transformar el lenguaje comunicativo en lenguaje poético. LOS VERSOS de Benavente en este libro están llenos de figuras y especialmente de musicalidad, de encabalgamientos naturales.
Este libro cimero hace justicia al autor juliaqueño, pero también es merecimiento de Walter L. Bedregal Paz, por lo que a ambos celebro y abrazo.
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