martes, 15 de enero de 2008

VIENTOS POÉTICOS EN JULIACA

José Paniagua Núñez

En 1962 se publica un opúsculo, que con el título de «VIENTOS DE AMOR», condensa la poesía del profesor Vicente Benavente. Un hombre nacido, casi con la creación política de la Provincia de San Román, con su capital Juliaca, que al igual que muchos pueblos de esta parte del altiplano, tiene la antiguedad milenaria de la Cultura Pucará, ubicado en la planicie de una pampa, que extiende la mirada de sus habitantes a los cuatro horizontes, donde el lenguaje del viento, ya lo señala como el epicentro comercial de artesanía e industria, más importante del departamento de Puno.

Y es en este escenario pleno de laboriosidad, de pelea contra el clima agreste, de ruptura definitiva del paisaje a través de los pioneros que fabrican ladrillos y los primeros edificios de cemento que los versos del poeta Benavente calan en el alma del pueblo y corren como un río de fuego espiritual, encendiendo en sus gentes la hoguera de la inquietud literaria.

Es el primer poeta que junto con Eustaquio Aweranka (30), describen sentimiento y medio telúrico. Ambos son el canto fatigado de una comunidad que se levanta al espacio, fuerte y altivo Vicente Benavente, está impregnado de esta ternura terrígena, cuando dice:

Cómo salta el viento de frágil remolino.

Cómo tiembla el frío en la sangre que circula.

Son versos espontáneos cual si brotaran estallantes de la alegría de su pueblo que galopa altivo, templando sus energías y purificando el furor de los propósitos mercantilistas que merodean en el ambiente. Se acerca a la belleza y el trabajo de la mujer juliaqueña que teje sus calcetas (medias de lana), y para el poeta, élla es «TIERNA GOLONDRINA DE LA PAMPA».

Donde la primera estrella del día

te saluda las manos.

Hija juliaqueña de armonías tejida,

El poeta parece que no sólo canta a la mujer sencilla, sino que se siente un pedazo de sus vivencias, de los resplandores del paisaje, de sus amaneceres y sus tardes frescas, de sus adversidades del vigía de esa tierra, el cerro huaynarroque.

Junto a la palabra emotiva y grande, de este poeta nativo que llora y ríe en los avatares de una ciudad germinante, que en pocos años, hoy muestra la madurez del progreso y la esperanza de un brillante porvenir; aparece José Parada Manrique, otro poeta nacido en la provincia de Azángaro, músico de fina sensibilidad, compositor de huayños, con los que anualmente Juliaca baila esa danza puneña, llamada «PANDILLA» (31). Benavente y Parada Manrique se conjuncionan en una sola palabra de amor al terruño, se reencuentran con el corazón palpitante de las reflexiones diarias de una colectividad que tiene el propósito de hacer grande a su lar nativo, que soporta una corriente migratoria de otros departamentos y en especial de las provincias. Ambos profesores, identificados con el ideal de formar el alma de los niños campesinos, tienen una visión nueva de su realidad y van regando sus versos y sus conocimientos, alternados con sonidos de zampoñas y melodías de viento, de amor y de vida, que viene de la tierra y los caminos que convergen en amor purificado de estos dos poetas, que dan su homenaje a la naturaleza y a una nueva generación que restaña las cicatrices de las luchas de su pueblo, casi infectado de nuevos caciques, y sin embargo límpido y puro, unido y fuerte, cuando se trata de asumir la defensa de su desarrollo y su progreso.

Vaya así, estas líneas, cuando «Los hijos de la Lluvia», primera entidad Cultural de Juliaca, rinde homenaje a su poeta, a su poemario analizado «treinta años después…”, a Vicente Benavente, Poeta, y yo me sumo gratamente a ello, dedicando también un recuerdo al malgrado poeta José Parada Manrique, que a su retorno de París, meditando ante la tumba de Vallejo, dijo que se sintió doblemente cholo, y mil veces más poeta.

Caprichos del sentimiento de quienes aman el arte y les gusta confesarse cada mañana con un manantial de sueños.



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(30). RODRÍGUEZ AWERANKA, Eustaquio, poeta quechua, muy reconocido en el departamento de Puno. Tradujo al quechua nuestro Himno Nacional.

(31). “PANDILLA PUNEÑA”, “En cuadernos de la cultura puneña”, publicación editada por la asociación Cultural Brisas del Titicaca. Preside, Dino Arenas Lozada. Enríque Cuentas Ormachea, dice acerca de la “Pandilla Puneña”: “Danza mestiza que tiene reminiscencias de origen prehispánico”. En efecto el “Huayño” o “Wayño” es el substrato de esta danza, es un producto cultural anterior a la llegada de los españoles.

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