Vicente Benavente
(Pregón Calcetero)
Editorial “Don jaque”. Cusco – 1976.
Ediciones “Cielo y Tierra”. Juliaca.
ES hermoso entregarte a plenitud
esta colmena de sueños levantados,
esta granada de trinos torrenciales,
como la fresca mejilla de la voz.
Es preciso estrecharte a toda luz
con los brazos de los amplios latidos,
con la fuerza de tus propias semillas,
con el calor de los cantos encendidos.
Es bueno brindarte como todos los días
esta sementera de las miradas resueltas,
esta caligrafía de las pupilas del rocío
para jugar con los niños recién nacidos.
Viento insurgente, tú que nos guías
lleva la esfera del grito amotinado,
escucha la palabra abandonada del
sollozo.
Por todas partes irá tu insurrección,
rodarán las lágrimas como duras penas,
allá donde avanzas, viento sudoroso,
crecerá el amor de tu corazón.
CANTO A 1121
Canto en abril 1121
tu resplandeciente vuelo,
historia de fuego
que amaneces como el pan
todos los días.
Hormiga de brújula,
aviso luminoso de la ternura,
oxígeno intacto de la garganta
que otorga
el silabario de la luz.
Sol que alumbras
desplegado en la lucha,
de claro nombre,
de celebre trinchera,
las manos de la lluvia
clavan tu excelencia
en la pared del sueño.
1121 saliva izada
en la palabra del viento
fortísima palanca,
contigo responden
las BODAS DE DIAMANTE
en encendida antorcha.
Tejedor robusto de
firme semblante
paladar inoxidable
de vastas caminatas.
1121 biografía del pueblo
bronca de brazo fogueado
empinada sombra del árbol.
Con el mismo sol
que nos calientas
conversa siempre de la libertad.
CANTO AL COLEGIO SAN ROMÁN
Por ti labriego infatigable
brota este calendario del alma
con el amor que se desprende
desde el arrullo perseverante.
Por ti la carta descubierta
en el sobaco del frío penetrante,
se ha abierto con el alfabeto
de tus párpados matinales.
Tus manos se inundan de latidos
con los brazos inquietos de tu voz,
poblada de pájaros y palomas
en la rama de tus anchas canciones.
Tienes la vida construida
de espigas con espacioso sudor,
sílabas para deslumbrar
el reposo de tu pasión terrestre.
Tu cargas el arado que siembra:
fuego de palabras, manifiesto de luz,
el diccionario de la soledad,
la infancia de los crepúsculos.
Tú eres la fragua empapada
en la boca inmensa de la alegría
porque los árboles te miman,
porque viajas con los gritos
y los pies del campanario,
porque esperas vigilante,
el susurro del alba como la lluvia
en la navidad profunda del hombre.
Aquí estas perla del rocío,
símbolo de la hoguera fecunda.
Como el himno del viento
nos das el territorio del corazón.
Para amarte la arcilla
ha besado el laurel de tus sienes.
El aula, la calle, la plaza
y los 50 años luminosos,
coronan tus BODAS DE ORO.
Apacibles aulas, caudalosas rosas
rodeada de hijos numerosos,
afirmas el litoral de tu memoria.
Naciste fuerte, vigoroso.
Lejos de sonreír tardes trasparentes,
cargas el clamor de pómulos postergados.
Tú eres la ciencia y la fe
la ciencia de los hombres
la ciencia del futuro.
Tú la fe invulnerable,
el destino irreductible
la fe colectiva,
la celebración de la historia.
¡Oh Colegio! Asistente comunero,
agua y sed, idioma del alma.
terreno donde se habla
con el calor de la sangre,
acariciando
el sueño de la patria
¡Colegio SAN ROMAN!
salve tu brega
excelsas proyecciones
templo de amor
que juzga la verdad.
CANTO A RUNA SONCCO
MANUEL NÚÑEZ BUTRÓN
en la cuesta del dolor de los años,
en el viejo surco de caras taciturnas,
has abierto los ojos hacia todos los ámbitos,
has agrandado el pulmón para todo grito,
has extendido la senda del RIJCHARY.
Amauta RUNA SONCCO,
glóbulo indio que despiertas los ayllus,
Kolla creador de Sanitarios Rurales,
Huayna hermanos de los olvidados,
padre reflexivo de las parcialidades.
En el altipampa
está el kolli de tus visiones.
En la altipampa
está el indio de tu raza.
En la altipampa
está el precio de tus desvelos.
En la altipampa
está la escuela de tus niños.
En la altipampa
queda al libre
el teatro de tus maestros.
RUNA SONCCO, Manuel María,
los runas han jurado quererte,
esculpirte con la fuerza de los vientos
para hablar al mundo de tus ideas.
En el Ande de los hombres despreciados
lloran ahora hasta los Apus del ayllu
con la pena de los riachuelos
que te conocían de cerca.
MANUEL NÚNES BUTRÓN:
Hoy arengan los pututos conmovidos,
juegan los remolinos agitados,
corren aires de cruzada aurorales,
silban las chilliguas de la nueva era.
RUNA SONCCO, latido de quena,
charango centinela,
misionero combatiente,
cariño altiplánico.
Vivieron antes los silencios
desposeídos de amor fraterno.
en el corazón de los tristes
se perdía siempre
el emblema de la esperanza.
¡Manuel María!
Enarbolaste la enseña nacional,
declaraste la guerra
con jabón y peine.
Tú levantaste las armas
repitiendo tus sentencias:
Esclavos de la mugre ¡RIJCHARY!
Esclavos del piojo ¡RIJCHARY!
Esclavos de la coca ¡RIJCHARY!
Esclavos del alcohol ¡RIJCHARY!
Esclavos del pleito ¡RIJCHARY!
Hermanos ignorantes ¡RIJCHARY!
MANUEL NÚÑEZ BUTRÓN
Tú has retirado la melancolía
esa fiebre maldita de los males
la poza negra de la pena.
Tú has lavado la mugre de las mentes,
el sucio de las manos que contagian,
el vicio impuesto
por los grandes enemigos.
Tú has barrido el piojo de los
thanacus,
el trapo de los runas humillados,
la queja verde de la coca chajchada.
Hermano Manuel María,
los majthas de la comarca,
los walaychos insurgentes,
hoy desatan tu ideario
en todos los rincones
de la chacra de los indios.
RUNA SONCCO DE
Ayer cargabas insultos y sufrimiento,
ayer eras malo, médico de apestosos,
ayer eras incapaz
porque estabas con los indios,
ayer eras peligroso comunista.
RUNA SONCCO, fogata de la estancia,
sanitario rural de la libertad,
médico de
guerrillero de la sanidad.
Tus horas no conocían descanso,
entonces en el fogón de la miseria
cocinaste el pan para los pobres,
entregaste el jabón de tus ideas.
AMAUTA de los indios,
vibran las multitudes
con el metal de tu voz,
aferrados sin reserva
al sueño tenaz de tu credo.
ATHUN RUNA SONCCO
¿Quién te dio valor
para que seas
médico de los indios?
CANTO A LAS HORAS DE NOVIEMBRE
A la memoria
de los mártires:
SANTIAGO MAMANI
GERMÁN HUMPIRI
PATRICIO QUISPE
MARIANO PANDIA.
EN estos días de llanto y pelea
Las ojeras acusadoras
inventan la vejez del dolor.
No saben ni los gorriones
de dónde ha llegado
la espuma del odio.
Las pupilas insurgentes
están dilatadas,
en esta mañana absurda
de las balas de infamia.
Se estrellan contra el pueblo
enfurecidos y ciegos,
conocidos lobos disfrazados.
Se abre el amor a borbotones
como la rosa armada de pétalos
en las horas de noviembre insurrecto.
Se abrazan besando la tierra,
aquellos hombres, niños y mujeres.
Corren desesperados, levantan sus gritos,
avanzan sin tregua ante los déspotas.
Hasta ayer meditaban todavía
las horas pasivas de noviembre,
hasta ayer no habían protestas,
los hombres caminaban pensativos
afiliados al trabajo incesante.
Hasta ayer la mentira movía la cabeza,
una orquesta de promesas deleitaba,
no se conocía la cara auténtica del embudo.
En memorable jornada
la vida se juega con la muerte.
Hay que luchar invencibles
por el aire que respiramos,
combatir imparables
por el amor y la alegría,
aplastar la víbora que escupe el veneno.
En la refriega caen hermanos,
agarrados del llanto del pueblo,
vuelven a gritar empuñando la sangre
con la carne viva de la insurrección
Unidos codo a codo
por el sueño del agua,
pegados en las calles,
rugientes en las plazas,
las brigadas repletas de fuego
en las vértebras,
sacan las piedras del espinazo del suelo
para clavar la ira de las hondas
en el lomo de las bestias
que patean al pueblo.
Se multiplican los brazos
con las robustas lágrimas de la mujer,
la boca repleta mastica la pólvora
y la furia maldita destroza la vida
de los hombres que no se arrodillan.
Nadie escapa de la cólera,
la calamidad campea por momentos,
sin embargo el valor no se hunde,
se destapa la cueva de miserables
metralletas comparadas con la plata
y el sacrificio del pueblo.
Aquí la injusticia
sale del infierno
como un monstruo de venganza.
Los guardias de asalto disparan,
los anhelos pisoteados se reponen,
los sueños revolcados en el lodo,
se lavan con las heridas abiertas
en las venas del corazón.
Baterías de impactos renegados
hacen gala de espanto y horror.
Los niños demacrados
balbucean el destino de sus quejas.
No se despegan de sus padres,
limpiando la sangre de sus ideas.
La pesadilla de las horas
abandonan puntual la humillación.
El credo del pueblo
se pone de pie y camina.
La masa de todos los barrios,
presentes como un solo hombre,
piden que se vayan los enemigos,
que se regresen las balas,
que se callen las metralletas,
que se den las órdenes de fuego,
que se alejen los que no tienen problemas.
Estudiantes, obreros,
jóvenes, niños, mujeres,
ancianos y la masa sublevada,
juran que
no se rendirá nunca,
ante los grandes asesinos,
ladrones del PUEBLO.
Ahora hay que izar la sed
¡Hermanos del pueblo!
Hay que abrazar el agua
¡Hermanos del viento!
La luz que ahora pedimos
¡Es nuestra trinchera!
En las horas memorables
De noviembre de 1965.
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