miércoles, 9 de enero de 2008

Cinco poemas para mañana. Mensaje Cholo


Vicente Benavente


Edit. Garcilaso. Cusco Perú – 1965

Ediciones: Cielo y tierra.

CALCETA

Poema (I)

Calceta de telar arrullado

en el corazón de la aurora,

abraza la ciudad

con tus pasos sonoros.

Con overol de fábrica

los huesos y la sangre,

te uniforman en la calle

sin cólera ni fatigas.

Calceta de cielo y tierra,

calceta de reloj y colmena,

deja caer en latidos el granito

para que se construya

la columna de tu estrella.

Cuando amaneció el anhelo,

tenía los ojos abiertos la mañana

en las hebras mimosas de la calceta,

porque allí estaban encuadernados

por hojas y capítulos los colores.

Tenía que aprender la mañana

del texto de las madejas bailarinas

toda la evocación de las páginas

y el telegrama de tus puntos.

Todavía están repletos de ternura

los pulmones de tu infancia,

tejida en el barrio de las soledades,

en el río, en el campo y la noche.

Y como una gota de rocío

nos tocas y cubres los pies,

como un pétalo de amor

recorres por el mundo.

Calceta te llamas

en el mensaje de los pueblos,

calceta eres

en la edad del agua.

Al comenzar los días la tarea

te llaman las abejas,

te saludan las gaviotas

con la espiga de sus alas.

Tú que has dado vigor

a la mano de mi madre,

eres alondra de canto

en este jardín del viento.

Vamos a verte,

cómo te quieren las niñas

en el zapato de sus muñecas,

y cómo te hablan los niños

hasta acariciarte liviana.

Yo te amo de pura lana,

yo te amo de cinco ruranas,

yo te amo de cuarenta q'aytos

yo te amo de abril y domingos.

Te amo grande y pequeña

porque te he visto de alegría

en los recios tobillos del pueblo

borrando las espigas del frío.

Aunque dicen que eres fea,

aunque dicen que eres de la ralea,

yo te digo que eres del pueblo,

yo te digo que eres de todos.

No hay otra manera de tenerte,

las cosas tienen su reino,

la claridad es la ciudadana

con quien andamos juntos.

Si hay mentiras

colmadas de misterio,

enseña a los hijos del hermano,

la autoridad de tus hilos.

Calceta de blanco y rojo,

calceta de mujer y hombre,

como la camisa del anhelo

abriga el destino del pueblo.



CALCETERA
(Poema II)

Risueña calcetera,

tierna golondrina de la pampa,

donde la primera estrella del día

te saluda las manos.

Hija juliaqueña

de armonías tejida,

en la joya encendida

de tus frescas mejillas,

se alegra el viento,

dibujando la ventura

de su veloz carrera.

Tú la novia del aguacero

esparcida en el sueño del agua,

una sed te alimenta,

En el rincón de la risa

calientas más el alma

teniendo el gozo de amor

que no te falta.

Tierna golondrina,

en el mismo nido que vives

desnudando las horas

en tus bienes rosados,

viajan mis ojos sin medida,

crecen vida mía sin cesar

las uñas de esta mano,

como digo sin cesar.

Piensa que en la luna distraída

hallas la madre del paisaje

y entre la flor escogida

la fiebre endulzada del beso.

Chola calcetera,

en lana y percalas

de color vestida.

Mirad su estatura

engreída en su mantón de pecho

y polleras de triple vasta.

Vedla empavarse

en las prendas de dublé

con gracia del sombrero.

En las nuevas cabretillas

están apretados sus pies,

mordiendo migajas de carne

están los dientes de estaquilla.

Tus ojos escondidos

robados quiero tener

junto a las rosas

de mi corazón labriego.

Chola calcetera,

ganas tienes para todo.

Sé que golpe de amores

tallada llevas en la maña

y la rueca de canciones

en la herencia del alba.

Como el hombre de las penas

en el ovillo de tus senos

tórtolas blancas enamoran los huayños.

Y la voz jugosa del charango

empieza a recorrerte la sangre.

La sangre inspirada que es tuya

anuncia la esperanza que es nuestra.

En todas partes mi calcetera

anda que anda con la lliclla del atado,

yendo y viniendo, revolcada en el sol,

enchascada en el remolino.

Sudando el alalaú por las tardes

llegas mascando la distancia.

Chola calcetera

es así que la fuga de tus dedos

enredando ruranas de alambre,

están locamente haciendo

con hebras de lana pura,

la picardía y estirpe

de la fantaseosa CALCETA.

Chola en el alma prendida,

mientras que el chato kolli

te arma falsos amores,

tú de la buena fuente

adelantas el cuento.

En las fiestas sobre todo,

yo sé que sobran los pañuelos

hasta rifar el contento

en las tardes bien movidas.

En fin tierna golondrina,

es una historia derramada.

Nuestros hechos y los días

se suceden como sueños y pesares.

Chola calcetera,

ahora es cuando te veo

otras ronchas en la cara.

Así alistada sinverguenza,

te apresuras, te aseguras

con atado de guantes y calceta.

Allá en la estación de ventas,

adivinas esperando que pasará

algún turista de buena compra.

Los trenes han llegado y han partido

como vienen y se van los pasajeros.

Callada mi calcetera de regreso

también en sus afanes contempla,

nuevas chompas y calceta

que hace la comadre de la estancia.

Mirarte pueden todos

prosaica belleza.

Es tu sangre, tus amores

chola calcetera

de querer serrana de Kollas.

Los walaychos de cariño,

queman de gloria tu nombre.



CALCETERO

(Poema III)


Calcetero que miras

la semana romancera,

en el sueño de la novia

está la almohada de los jóvenes.

Calcetero que contemplas

el amanecer de la cosecha,

tu credo está palpitando

en el océano de la pampa.

Tú enciendes el amor

en la diana de la promesa,

tú engalanas de rocío

el parque del trabajo.

Tú peinas la cabellera del aire

abriendo el ojo de las avenidas,

tú inundas la tarde en el silencio

subiendo en el músculo de los hombros.

Calcetero que escuchas

el tambor de la tormenta,

con la ronda de los niños

te veré cantar más claro.

Que importa el abismo del odio.

Lo que florece es el sudor,

lo que vibra es que caminas,

que vives, ríes y te multiplicas.

Si tienes ovillada la fe,

si tienes engrapada la luz,

si tienes el candado del futuro,

abre la puerta de la mañana.

Ahora la voz es metal de fragua,

ahora la palabra es ala de aves,

ahora el relámpago es capitán de ruta

ahora la boca es la obrera del sol.

Calcetero jornalero:

Cómo no llamarte sembrador,

cómo no llamarte insurgente,

si la dimensión de tu pecho

se inflama de horizontes.

No en vano hablaron las hormigas,

no en vano golpearon tu corazón.

para llevar el arado del pueblo

los trenes sepultaron la pena.

No te nombro Rey,

te nombro velero del surco.

no te nombro musgo,

te nombro pregonero del alba.

Porque eres la libertad del canto,

porque eres la brújula del gozo

aquí la primavera llega

en la cordillera del grito.

Fíjate calcetero

cómo nacen los niños,

cómo castiga el hambre.

Apunta en lo que ladra el perro,

observa en el pavo real.

Calcetero

de lluvia y polvareda

¡ levanta los brazos de los árboles !

Calcetero

de pinquillos y toqoros

¡ derrama el alma de canciones !

Calcetero

de banca y gerencia

¡ desborda el plato de los pobres !

Calcetero

de protesta y pelea

¡Sois soldados de Santa Catalina !

El tejido

es el laurel de tus sienes,

¡ tú lámpara es la rueda de los caminos !

¡ Preséntalos!

Tu escudo

es el saludo de los pueblos.




LA FERIA DEL CHUPEQHATO

(Poema IV)


El viento del sol calcetero

en la falda semanal del cielo

está sobre todo enamorado

igual que la chola de la feria.

Un pedazo de cariño

lleva la pompa del frío,

otro pedazo de ruego

besa la queja del día.

Un amor con otro amor

es una suma de anillo,

una tienda y otra tienda

es una cita remachada.

La flor en el campo

es la paloma de la fiesta,

una mirada en la calle

quita la pena del charango.

Entre bien y mal

saltan los ojos de sorpresa,

y el viento con lisura

empuja el trago temprano.

Es el día de la feria,

llegan todos apurados.

Se han vestido las guapitas

con las sedas más brillantes.

Una brisa de suspiros

se ha encendido en la plaza.

y el huayño en todo sitio

desata bien la jarana.

La plaza está alegre,

remolinos de pollera

tejen la carcajada

con los chullos más variados.

A la feria se ha gritado

desde los pueblos lejanos.

A la feria de los lunes

canta el señor del comercio.

Ahí están de todas partes,

todos hablan de sus planes,

los parao-ayos del Misti

hasta los filfas de Lima.

Qué maravillosa tranza

la mercadería habla con el cliente,

los bolsillos se consultan

con la abundancia de aplausos.

Por otro lado los choferes

beben la gracia de sus tormentos,

y entre camiones y municipales

rompen la fuerza de la papeleta.

Ha llegado la tarde

y el viento se va quedando,

pero junto a la boliviana

deja su corazón de recuerdo.

Aquí no ha faltado nada,

ni la bocina del charlatán,

el ronco caballero de la esquina

ha brindado sus piropos.

En la tierra de Juliaca

la feria del Chupeqhato,

es la plaza de ganancias,

lunes de nuevas promesas.

Después de tanto amor

el viento solterón,

obliga el vino del alma

por la feria del Chupeqhato.



UN PÉTALO DE AMOR PARA MI TIERRA

(POEMA V)


Como en el horno del pan de las mañanas

estructuran las lámparas de tu presencia

brazos que llevan el eco en la garganta

para tocar la vida en el manantial de ternura.

Soleada en el canto de los caminos

cantará la puerta de las arterias,

en las semillas tu corazón de alegría

escuchará la distancia de la poesía.

Por qué no dejar que llueva temprano,

por qué no dejar que silbe en la serenata

el viento de los jilgueros que te aman ?

Si en ti los párpados abren los años terrestres,

si en ti los Andes miden su altura,

la misma sortija de las golondrinas,

despiertan extasiada la guitarra.

Antes que se levante la frente,

tus lienzos de arenga incesante,

iluminen el fortín de los gorriones

alzando la biografía de tu bandera.

Cuando te veo pensativa Juliaca,

hallo entre las espigas del alma

una voz despedida de las soledades

agitando la temperatura de un mensaje;

y sintiéndote ausente, llegan de los meridianos

la firme actitud de tenerte

entregado a la salud de tu nombre.

Descubierta la frontera del alba

en abierto asiento de la aldea,

con las fuerzas crecidas en el viento,

se viene la vida por todos los caminos

desde el beso fraterno de la tierra.

Y bajo las nubes que caminan

ríe el sol copiando en su cara,

la fe nutrida en el corazón de la pampa.

Elevando en el vuelo de una paloma

los ojos agrandados te miran

y contemplándote repito,¡ escuchad hermanos !

los himnos marciales de los tokoros,

la danza guerrera de las mil esperanzas.

Por eso llega tu día Juliaca

en la Lluvia primera que fertiliza

para levantar la sombra endurecida

con el dialogo de los pueblos que dicen:

¡ Tomad la lucha de los pueblos !

Tú en el corazón, en la dicha y en la pena

en la sed y en el hambre,

en todos los rincones del hombre;

tú en el rocío del altipampa

en el último suspiro de mi amada,

en la sangre agitada de un arrebato.

Desde el ancestro valeroso XULLAS ZAPANA,

tú en el sagrado templo de Koriwata,

te vez guardado en el horizonte

autóctono de la Virgen extraña.

Te saludo con el grito descubierto en la sangre,

con la palma de los vientos en cada fruto,

con el fuego de los ademanes inquietos,

con la fantaseosa calceta de tus walaychos,

con la raza de los hombres sedientos de justicia.

Juliaca vigilante

en el corazón del pueblo,

tus hijos indómitos gobiernan

en el hondo espejo de la madre.

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