VICENTE BENAVENTE,
APROXIMACIONES A SU OBRA POÉTICA Y AL HOMBRE
Como los paisajes del altiplano puneño, aguzados por la tenuidad del viento, aridecidos por la sequedad y el frío, se cubren bajo el cielo serrano de tonos grises y amarillentos, la sobria mesura, el sentimiento melancólico de noches serenas de a la vez que, la pluma de cultores de verdades que se piensan, mostrando siempre no sólo en su matiz el mensaje entendido, sino ahora su adhesión a la poesía del cultor de los jardines del viento con sus apreciaciones.
Aclaración no pedida
Esta Selección de análisis hechos hace poco, nos ofrece un panorama general de la poesía de Vicente Benavente, en su pensamiento, para un público no iniciado en su conocimiento. De acuerdo a ese destino – a veces fortuito – por su amplitud del sentimiento a su tierra, las personas elegidas tanto por su calidad como por su brevedad y fácil lectura, abarcan toda su gama de pasión perenne. Esto ha determinado que ponga una vez más y con ciertos giros – tal vez rítmicos – su poesía.
Sé que hay buena cantidad de poemas ausentes, aunque he procurado que no queden fuera gran parte. En algunos casos he debido renunciar a la escasa extensión de sus composiciones y en otras a la facilidad para recoger su sentir de poeta, de esa vida que el vive con su aplicación rígida de ver la vida de un modo diferente que no lo excluye de ambas limitaciones.
Entonces, mientras este nuevo milenio irá definiendo la poesía contemporánea; la poesía de Benavente forjará una tradición que habrá de continuar por la misma línea que surgió, con un nuevo título que debe aproximarse a los lineamientos de nuestro tiempo de poesía puneña contemporánea que cada vez se hace más discutible. La poesía de Vicente Benavente, por ejemplo rompe cada vez más las proporciones que hubiera debido analizarse. Quizás años después, una razón coterránea puede servir de excusa, pues la edición actual se ha hecho para reconocer el significado del “mensaje cholo”. Porque hoy en día los poetas puneños contemporáneos elegidos, representan el cambio, una arbitrariedad inevitable y ya no de tan socorrida defensa de un manantial incesante al que el poeta no estuvo ajeno como humano, en todos los tiempos poetas de esa estirpe: “Bronca Kolla” se han acercado a beber de sus fuentes. La lírica de Benavente que ocupa las páginas siguientes fue compuesta con sentimientos firmes y verdaderos, para ser interpretados al día siguiente; su permanencia nos demuestra su perfecta asimilación en el temperamento del poblador juliaqueño. La forma de cómo entendieron los cauces de su mensaje está en esas raíces que nunca olvidarán los hombres de esta parte de tierra andina, porque así lo exige la sociedad actual en la cual se mueven.
Su poesía es sencilla, melodramática, de una nostalgia impregnada de reflexión, cáustica y culta. Está hecha de inconcebibles aleaciones: la métrica del siglo de Oro y la cotidianidad del pueblo andino, la sordidez de la vida de clase media, de una sociedad tercermundista; la nostalgia y el sueño de una existencia pletórica que se esfuma al simple contacto del vivir a diario con el desmentido de la experiencia y que tercamente como humano, lo rehace con su obra, sus deseos, sus impulsos conjuntamente con su imaginación hacen que otra vez la vida vuelva a la poesía, al primer choque de cambio con el fatídico principio de sentirse poeta.
Benavente tiene una poesía para tiempos de nostalgia, como el que viviremos un día en plena adultez, en la que la vida del espíritu y la cultura parecen agonizar, sin grandeza, en medio de la indiferencia general de su propio pueblo, al cual le dedicó toda su vida, le entregó toda su alma. Nadie más que él experimenta esta crisis más duramente como poeta. Sólo estamos viendo ahora que aparece una constelación de poetas al igual que fuegos fatuos que desaparecen antes de acabar de aparecer.
Es una poesía que todo juliaqueño debería leer. Aceptando dejarnos arrastrar por ese trabajo que nos extravíe con docilidad en sus metáforas, que descifró con paciencia, el sentido de sus alegorías pueblerinas de coterráneos de sierra. En esas hosquedades está retratada nuestra idiosincrasia de serranos broncos, a la fustigada nuestra, a la decadencia de seres poco cultos y educados, pocas veces mostradas en obras artísticas comprometidas con los contemporáneos. Benavente encarna con nostalgia y originalidad el destino del poeta juliaqueño, desde su momento sombrío; el haber nacido en un lugar donde casi nadie lee poesía, lo hace sentirse solo, desolado, creyendo que le está llegando para la poesía nacida en esta altipampa la hora de la catacumba. Pero si es capaz de lograr, en sus estertores, semejante canto de kantutas pese a los innumerables síntomas, acaso ella sea mortal. Es de todos conocido, que Benavente se ha mantenido al margen de los medios y las corrientes de moda. Pero siempre su humildad que acompañó a su nostalgia, el grito, el mensaje de sus poemas hacen que no se quede ahí con un perfil bajo. Su anterior trabajo en antología: “Raíces del viento”, es una muestra de su capacidad para despertar la admiración de pocos y la alegría guardada de muchos, junto a la perplejidad y la revelación espontánea al unísono.
En el presente libro se reduce ese inevitable margen de error que toda antología y análisis padece, ya que sólo es ésta una breve muestra con cierta dosis de arbitrariedad al máximo puesto que el antologador nutrió con el propio poeta, los poemas que se muestran en el presente texto. Esto significa que los poemas aquí reunidos son aquellos que consideramos más representativos de su visión del mundo y de su concepción de la poesía y más entrañablemente por más enraizado en su nostalgia, en su peculiar e intransferible temple creador. Entonces aquí podríamos decir que encuentran espacio los trascendentes trozos vivos de Benavente y por eso la lectura de los poemas que integran esta selección hará posible llegar a conocer lo fundamental del mundo poético de Benavente, de ese mundo tan insólito y singular y a la vez tan lleno de riquezas y reflexiones.
Sin antecedentes cercanos y seguramente sin discípulos ni seguidores, Vicente Benavente ha delimitado un territorio propio sobre el que ha de trasuntarse con originalidad, sin subterfugios, limpio, si es posible descalzo al leer sus mensajes.
Considero sin embargo que nuestros planteamientos aluden a elementos esenciales de la poesía de Benavente, que no habían sido tocados con anterioridad. Pienso por ello estar contribuyendo desde un nuevo ángulo al mejor conocimiento de un orbe poético conocido y subyugante; trato de aportar así nuevos materiales a la amplia y calificada crítica hacía el pensamiento de Benavente y a la vez saludar a la aparición de esta nueva entrega de mensajes del poeta mayor de Juliaca, en las raíces del viento, cuya significación y valor hemos enfatizado antes. Premunido pues, de sus mejores logros, Vicente Benavente, hace ahora una nueva salida al mundo hispano - hablante.