León Isaác Quispe Huaranca
Evidentemente, cuando en las palabras de un hombre descubrimos y desciframos las huellas de la vida, no debemos dudar de que éstas tienen mucho de poesía; por ello siempre pensé que nada cierto y formidable es el testimonio de los auténticos poetas en sus letras como lo es VICENTE BENAVENTE CALLA, amigo de mi Padre, en la persona del señor Lorenzo Quispe Calla, con quien fueron compañeros de aula en el antiquísimo Colegio Franciscano San Román de Juliaca; y me place sobre manera dictar este análisis a un hombre que formó como maestro muchísimas generaciones en estas alturas altipampinas, precisamente en la ciudad de las lluvias y vientos: JULIACA. La palabra y la poesía a pesar de todo, sigue siendo el único territorio libre con el que contamos los humanos, especialmente en el Perú. El destino de nuestras letras al borde del milenio, caminan por buen sendero gracias también a este «MENSAJE CHOLO», mezclado con los «CINCO POEMAS PARA MAÑANA», que en el poema «CALCETERO», desborda Vicente Benavente con una vocación de lucha y vida cuando nos dice:
«Calcetero jornalero:
Cómo no llamarte sembrador.
Cómo no llamarte insurgente.
Si la dimensión de tu pecho
se inflama de horizonte».
Vicente Benavente, es conocido no solamente por su elegancia sino también por su lenguaje admirable en favor de su pueblo y por su poesía; pero quizás evita reunir todos los elementos de la panoplia que acompaña a los vallejianos y poetas de nuestros tiempos, porque se trata de un hijo natural «Calcetero» él, en busca de una figura paterna para su terruño y reclama permanentemente para él con protestas y nostalgia para la eternidad entre su corazón y su mente, un presente; cuando dice:
Si tienes ovillada la fe,
si tienes engrapada la luz,
si tienes el candado del futuro
abre la puerta de la mañana.
Los hechos se contemplan en el espejo del tiempo y a Vicente Benavente le molesta la sed infinita:
Qué importa el abismo del odio,
lo que florece es el sudor,
lo que vibra es que caminas
que vives, ríes y te multiplicas.
Y le molesta que se tenga que mendigar por prevendas y dinero, porque al (juliaqueño), le dice; con bondad y suficiencia:
Calcetero (tú eres)
de banco y gerencia.
¡ Desborda el plato a los pobres!
Vemos pues que Vicente Benavente, escribe y canta a golpe y latido sincronizados, aplasta como un revolucionario y apacigua como buen samaritano, entonces su poema: CALCETERO, nos explota en la cara con sus poemas hechos a imagen y semejanza de esa masa altipampina a la que él llama: Tierra de COGOTUDOS Y PANZACALAS, a mucha honra. En esta ocasión no toma prestado nuestro sagrado RUNASIMI: el Quechua, sin sollozos, sin gemidos sino como una presencia pura y humana no irreverente; digo - está claro - que su poema CALCETERO, tiene una misión: La de proyectar la vida de un pueblo a través de sus vivencias y viscisitudes. Aunque en un determinado momento alza la voz y dice:
Calcetero
de protesta y pelea
¡Sois Soldados de Santa Catalina!
Y no tiene apego al sufrimiento de su pueblo, porque desborda su pulcritud en los valores estoicos y reales pues suele ser muy terrestre en su expresión. Con todo CALCETERO, está escrito, con los aciertos y temores de quien se aventura en el oficio de trabajar con la palabra. En ese sentido Vicente Benavente Calla no solamente nos llena de intrigas sino también de confianza para con su pueblo JULIACA.
Un saludo a Walter Luis Bedregal Paz, quien hace posible la presente entrega que esperamos celebrar próximamente; loas a este intento de recreación poética.
Lago Titicaca, Octubre de 1995.
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